
Estamos muy conscientes de los nuevos retos de la facilitación y nos estamos preparando para asumir estos retos. La facilitación ya no es únicamente una práctica sino que se nutre de la ciencia de punta para dar mejores alternativas a la sociedad.
Por Rodrigo Arce Rojas*
«Alguna vez bajamos de los árboles. Ha llegado la hora del retorno espiritual hacia la época en la que fuimos lava, fuimos mar».
18 de marzo, 2022.- Complejidad es una categoría, relativamente nueva para el mundo de las y los facilitadores (de aquí en adelante los facilitadores para referirnos a mujeres y a varones), que tiene varias vertientes pero las dos principales refieren al pensamiento complejo y a las ciencias de la complejidad. Consecuentemente, cuando estamos hablando de complejidad en la facilitación no estamos hablando de lo difícil o complicado sino estamos haciendo alusión a lo entrelazado, a las interrelaciones, a los fenómenos que están más allá de lo establecido, instituido, institucionalizado, normalizado, protocolizado, a fenómenos que se caracterizan por ser singulares, raros, extraños, irreversibles, entre otras características propias de la complejidad.
Tu sonrisa me pone al filo del caos y su efecto neguentrópico provoca saltos cuánticos que me llevan al Pluriverso...
Nuestra profesión de facilitadores está marcada por la forma normalizada de hacer ciencia que quiere decir es disyuntiva, reduccionista, lineal, mecanicista, determinista y legalista, entre otras características, que en buena cuenta pone en evidencia una forma cartesiana de pensar y actuar. Esta forma de pensamiento está tan interiorizada en nuestra sociedad que hemos organizado los estudios en carreras, facultades o disciplinas o la administración la hemos organizado en ministerios, dependencias u oficinas especializadas que tienen, según la jerarquía, visiones, misiones, funciones, competencias, atribuciones, entre otros elementos de control. Es en este marco que desarrollamos nuestras labores y nos constituimos en una pieza más del engranaje del sistema cartesiano.
No es que la Naturaleza no se comunique sino que somos nosotros los que no queremos entender sus lenguajes.
Ahora bien, es importante mencionar que el pensamiento cartesiano ha cumplido, está cumpliendo y seguirá cumpliendo un rol esencial en el desarrollo humano y de nuestra civilización en general. Sin embargo, debemos reconocer, que ya no es suficiente para enfrentar la complejidad de los retos de nuestros tiempos que superan largamente las estrategias de fragmentación que alguna vez nos funcionaron muy bien pero que ahora podemos apreciar sus limitaciones frente a la incertidumbre, los azares, las aleatoriedades, entre otros fenómenos. Las ciencias cuánticas, la teoría de la información, entre otras aproximaciones, terminaron por quebrar el orden monolítico que conocíamos. Ya no es posible separar el sujeto facilitador del objeto, tampoco es posible pensar y actuar como si el ser humano fuera algo totalmente distinto de la naturaleza y del cosmos, no es posible separar la teoría de la práctica o separar el conocimiento de la acción. Ya no es posible hablar únicamente de relaciones de causa y efecto como verdades absolutas y menos podemos hablar de una única verdad. A eso hacemos alusión cuando hablamos de complejidad a las interrelaciones entre cuerpo-mente-fisiología-palabra-acción o las interrelaciones entre individuo-sociedad-especie humana-naturaleza- cosmos, entre otros tantos entramados que se encuentran en sistemas anidados.
Con la moderna colonización de la Amazonía caen árboles, nidos, culturas, espíritus, lenguajes, palabras y sensibilidades...
Entonces ya no es tan sencillo afirmar que el trabajo del facilitador es “hacer todo más simple” (o simplificar), tampoco es complejizar en la connotación equivocada de hacerlo más difícil, si no de dar cuenta de esta realidad de múltiples dimensiones, escalas y temporalidades. Téngase presente que recogiendo estas corrientes de pensamiento ya existe lo que se llama el mundo VUCA (Volatilidad-Incertidumbre- Complejidad- Ambigüedad; VICA en español) y que a la luz de estas consideraciones podemos comprender mejor su pertinencia, aunque solo es una técnica específica, y no da cuenta de todas las posibilidades del mundo de la complejidad.
Ahora bien, es importante señalar que la facilitación con capacidad de abordaje de la complejidad no elimina la facilitación cartesiana. En primer lugar es importante reconocer que existen realidades simples, complicadas y complejas. Una facilitación cartesiana funciona muy bien para realidades simples o incluso complicadas pero no para realidades complejas, que como ya hemos visto, requiere un tratamiento especial en la forma de pensar y de actuar. Existen por ejemplo problemas complejos, que llamamos específicamente problemas de frontera, que no pueden abordarse únicamente desde perspectivas estrictamente disciplinares, objetivistas o legalistas. Se mencionan por ejemplo la corrupción, la deforestación, la pobreza, el narcotráfico, la pobreza, la delincuencia, la minería ilegal, entre otros. Un buen ejemplo refiere al caso de la pandemia que inicialmente fue abordado fundamentalmente desde perspectivas epidemiológicas pero pronto se cayó en cuenta de la multidimensionalidad del tema.
El reconocimiento del orden y caos (que no es desorden si no orden no conocido u orden no predecible) en la facilitación llevó precisamente a la formulación del enfoque de sistemas caórdicos. Una facilitación con enfoque de sistemas caórdicos sabe reconocer los momentos en los que hay que ir al orden (pensamiento cartesiano, institucionalidad, control, disciplina) y momentos en los que hay que ir al caos (lo desconocido, lo impredecible, lo no conocido, la indisciplina, la creatividad, la innovación, las bifurcaciones). Asimismo, la recursividad es un principio de la complejidad que reconoce el intercambio entre lo que se produce y lo que es producido, la retroalimentación, la complementariedad tal como muy bien lo grafica el yin y el yang de la filosofía oriental.
La belleza de la Naturaleza no radica solo en la forma, magnitud o funcionalidad sino en su existencia plena que nos envuelve.
Al dibujar muestras de plantas me encontré con la belleza del diseño, la generosidad de las nervaduras y el nexo que nos une.
Todas estas consideraciones repercuten en las capacidades necesarias del facilitador para hacer frente a la complejidad. Se mencionan por ejemplo la apertura a las diversas fuentes de conocimiento, el reconocimiento del valor de las emociones, la intuición, la imaginación, la capacidad de aceptar, acoger y hacer frente a las incertidumbres, la capacidad de pensamiento crítico y autocrítico, la sospecha permanente de categorías, esquemas y palabras preconcebidas que te atan a una forma de pensar y de actuar.
Estamos muy conscientes de estos nuevos retos de la facilitación y nos estamos preparando para asumir estos retos. La facilitación ya no es únicamente una práctica sino que se nutre de la ciencia de punta para dar mejores alternativas a la sociedad.
Frente a la globalización seductora y envolvente pensar desde el sur como resistencia, regeneración y transformación.
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* Rodrigo Arce Rojas es Doctor en Pensamiento complejo por la Multiversidad Mundo Real Edgar Morin. Correo electrónico: rarcerojas@yahoo.es
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