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Perú: Ricardo Ãlvarez, autor putativo del Informe sobre Bagua

Por Bartolomé Clavero*

2 de enero, 2010.-Â Ricardo Álvarez Lobo es una persona con experiencia entre comunidades indígenas de la Amazonía en su calidad de misionero católico dominico. Actualmente dirige una residencia de estudiantes indígenas en Lima. La Memoria del año 2008 del Secretariado de Misiones Selvas Amazónicas de la Orden de Predicadores, la orden dominica, llama a los estudiantes sus hijos, hijos de Ricardo Álvarez y de otros misioneros en sentido por supuesto figurado, lo que es peor pues implica que racista.

Este religioso católico es miembro de la Comisión de Investigación sobre los Sucesos de Bagua y además reputado como autor de la parte sustancial del borrador del informe que se ha filtrado, la parte de carga racista. Mas Ricardo Álvarez no siempre ha pensado ni escrito lo mismo. Fue en tiempos defensor de los derechos humanos de las comunidades indígenas.

Corría el año 1984 cuando Ricardo Álvarez publicó en San Esteban, editorial dominica española, el libro TSLA. Estudio etno-histórico del Urubamba y Alto Ucayali. El autor había convivido por más de tres décadas con las comunidades sobre las que escribía. Su introducción en el libro arremetía contra la política desarrollista que entrega la Amazonía a una población codiciosa y a los grandes capitales nacionales y extranjeros abriendo de par en par la región a la colonización sin dejar participar también a las sociedades nativas que desde tiempo inmemorial han trabajado conservando y haciendo posible la reproducción de la tierra y de los recursos naturales que hoy les son arrebatados.

La introducción proseguía exponiendo y repudiando la legislación y las políticas peruanas impulsoras de ese proceso. Y manifestaba su favor por la resistencia indígena en defensa de los derechos adquiridos por habitar desde tiempo inmemorial en un territorio, derechos que, añadía, van más allá del mero dominio sobre las tierras de las que se despoja a las comunidades puesto que se les afecta incluso en sus propios valores.

Según seguía explicando la introducción de Ricardo Álvarez a su TSLA, los valores indígenas encierran un potencial operativo frente a la nueva situación colonizadora:

Son las condiciones económicas que se producen en la Selva las que está haciendo posible el que las comunidades nativas reaccionen, tanto por la marginación de que son objeto cuanto por la oportunidad que se les brinda de ofrecerse como alternativa al desarrollo, frente a la incapacidad del sistema colonizador de seguir en su empeño de controlar y liderar los movimientos progresistas. Son, pues, las contradicciones en que incurre el sistema colonizador las que crean las condiciones óptimas para que las comunidades nativas se manifiesten como alternativa al desarrollo, y el problema agrario es una ficción que dicho sistema crea para evitar el que las comunidades indígenas recuperen su hegemonía. El problema no es sólo el de la tierra.

Ricardo Álvarez agregaba que las comunidades amazónicas, así extrañadas de la política de colonización en todas sus dimensiones, de cara inclusive a sus agentes institucionales y partidistas, han buscado apoyo frente a la injusticia y la marginación en las misiones cristianas y en organismos humanistas, presentando con esto a su propia misión, la misión católica de Sepahua, como un símbolo de la afirmación de la identidad personal y comunitaria indígena.

Pero valora también Álvarez la iniciativa y capacidad de las mismas comunidades para su propia organización: No olvidemos que en la historia de la Selva los Nativos han formado sus federaciones, federaciones que ahora pueden reforzarse con dichos apoyos misioneros y humanistas. Éstos últimos, los foráneos, no son los factores esenciales: La dialéctica entre colonización que invade, margina y trata de destruir todo cuanto signifique indigenismo, y las sociedades nativas que reaccionan haciendo valer su cultura y organización, ha sido una trayectoria constante en la Selva.

Ricardo Álvarez ha publicado posteriormente, durante los años noventa y entrando en el nuevo siglo, una serie de libros bajo el título conjunto de Sepahua, el nombre de su misión, cuyo primer volumen se subtitula Motivos para crear una misión católica en el Bajo Urubamba y el undécimo y de momento último La misión se encarga en momentos ampliamente cambiables.

Ya no se trata tanto de intentar hacer una etno-historia de las comunidades de misión como de hacer propaganda de la misión misma. Se responde ya a otro enfoque como puede apreciarse por los mismos títulos. Lo propio ocurre naturalmente con sus escritos en la revista Misiones Dominicas y en el boletín Misioneros Dominicos. Sin embargo, no se entienda por esto que Ricardo Álvarez se concentra en una labor que quepa entender como religiosa. Se ocupa de las comunidades en su integridad, igual que en los tiempos de TLSA, sólo que con un pronunciado giro de sus preocupaciones y posiciones personales.

En el número 160, el último del año 2006, de Misioneros Dominicos, el Boletín Informativo del Vicariato Regional de Santa Rosa de Lima, Ricardo Álvarez publica unas páginas que titula Recorriendo caminos. Son los caminos del Bajo Urubamba, pues pretende retornar a comunidades con las que convivió durante tantos años. No lo hace físicamente, sino de forma virtual a través de internet y de la bibliografía. Y lo que encuentra le decepciona y encrespa. El espacio de la mediación ya no está presidido por las misiones religiosas. Ahora, las Federaciones indígenas coinciden en considerar a las misiones y a los misioneros como instituciones y personas que han causado, en el pasado y siguen causando en el presente, graves perjuicios a los indígenas nativos: Etnocidios, genocidios, enfermedades, ignorancia, divisiones, conflictos, etc,. Por su parte, las ONG no los reconocen (a misiones y misioneros) como instituciones que garanticen una buena condición de vida para los nativos y sean una garantía para su desarrollo sostenible. Con todo esto desaparece de la visión del misionero Álvarez cualquier consideración positiva tanto de las federaciones indígenas como de los que antes llamaba organismos humanistas.

Y su propia perspectiva respecto a la dialéctica entre colonización y comunitarismo cambia dramáticamente. Arremete ahora contra los antropólogos románticos que reivindican para ellos (los indígenas) el respeto a sus culturas ancestrales, enfrentándose a las compañías mineras, las cuales supuestamente destruyen sus culturas.

Según Álvarez nos asegura, diga lo que diga la antropología o la etno-historia, dichas compañías emprenden ahora abundantes y continuas actividades dentro del ámbito indígena que favorecen tanto a las mismas compañías como a los indígenas, con lo cual, pretende Álvarez, cuentan con el apoyo de las comunidades y federaciones, aun con la preocupación de añadir que de las legales. Sólo un punto negativo se desliza todavía, el de que así se abunda en el desplazamiento de las misiones para la mediación con indígenas: La zona indígena del Bajo Urubamba va poco a poco dependiendo de las compañías petroleras, de las ONGs y de los grupos llamados de interés, pero no consideran a las misiones como grupos de interés.

La marginación de las misiones, según Álvarez, perjudica radicalmente a las comunidades: Se pasan por alto los cincuenta años de las misiones, de los más de seis mil indígenas que han estudiado en sus colegios. Se pretende empezar de nuevo. Esto tiene un precio: Peligra la identidad indígena. Este es el único extremo que parece conectar con su posición de veinte años antes. Recuérdese que su misión de tiempo atrás, Sepahua, es para él un símbolo de la afirmación de la identidad personal y comunitaria indígena.

Emerge ahora a la luz un hilo de continuidad más difícil de percibir en TSLA, el libro de 1984. Lo trasluce la Memoria del año 2008 del Secretariado de Misiones Selvas Amazónicas cuando califica a los indígenas como hijos de los misioneros. El misionero Ricardo Álvarez se considera padre en este sentido de arrogarse la tutela paternal de los indígenas, sus hijos e hijas. Lo es ahora frustrado, porque ya no les aprecia, como les apreciaba antes, ni a ellos ni a sus comunidades ni a sus federaciones ni a sus culturas ni a sus valores. Ahí, en esa presunta paternidad degradatoria de la humanidad indígena, están las raíces del propio racismo, de un racismo que no es de ahora.

Todo esto es lo que debió valorar el Gobierno para elegir a Ricardo Álvarez Lobo como miembro de la Comisión de Investigación sobre los Sucesos de Bagua. El grueso del borrador que se ha filtrado es indudablemente suyo. Responde a su estilo. A veces incluso se autocopia. Y acentúa lo peor de su Recorriendo caminos y no sé si de algún otro escrito suyo de los últimos tiempos. La desconsideración de las comunidades y las federaciones indígenas no puede ser ya más completa. El racismo se manifiesta ahora, con el borrador del informe, en la forma más virulenta. Con el escándalo provocado, a Ricardo Álvarez ha de reconocérsele el triste mérito de haber hecho naufragar la Comisión sobre Bagua.

Hay unas responsabilidades que no son sólo suyas por supuesto. Otros miembros de la Comisión, o más bien otras, han contribuido notoriamente al fiasco. Y existen unos materiales de comprobaciones y entrevistas realizadas para el informe que debieran ponerse a la disposición de analistas de más capacidad y solvencia; ante todo, por supuesto, de indígenas. Esto y no el frustrado informe es lo que importa ahora.

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* Bartolomé Clavero es jurista e historiador español, especialista en historia del Derecho. Es catedrático de la Universidad de Sevilla y miembro del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas en representación de los estados de la Unión Europea.

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Fuente: El articulo fue originalente publicado el 19 de diciembre de 2009. Blog de Bartolomé Clavero: http://clavero.derechosindigenas.org/

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Comentarios

Padre Lobo quiere vender a los pueblos indigenas. Por eso inventa que los NANTI KUGAPACORI quieren plata. Cuando la verdad hoy en dia los Nanti los Kugapagori no tienen nada que comer y estan sufriendo porque su habitat natural y forma de vida ha sido destrozado. De que vale que haya miles de dolares en INDEPA si los hermanos indigenas en contacto inicial o forzados no conocen dolares y no es su estilo de vida andar con dolares. La pobreza es mas fuerte ahora en donde existe GAS. Lobo esta interesado en tener dinero a cambio del sufrimiento de los pueblos amaznicos.
Padre LOBO ETROLERO.

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