Por Lucía Teissier
Vanguardia.- Cualquier grupo de personas, sin que importe el número de individuos que lo integren, será una comunidad si hace uso de una lengua suya propia para comunicarse. Y viceversa: Por numeroso que sea un grupo de personas, si sus miembros usan varias lenguas para comunicarse, no integran una comunidad linguística.
Ahora mismo, integrantes de comunidades indígenas de Baja California son testigos de cómo sus nuevas generaciones van olvidando poco a poco su cultura y su lengua. Y es que los jóvenes enfrentan la falta de empleo, la pérdida de los ancianos (que fallecen llevándose sus conocimientos), y la ausencia de apoyo de las autoridades para conservar la cultura y los dialectos nativos del Estado.
Representantes de las etnias que hablan kumiai, pai pai, kiliwa y cucapá, que habitan en Ensenada y Mexicali, coincidieron en afirmar que el apoyo que otorgan las actuales autoridades federales y estatales llegó tarde, pues en algunos casos quedan menos de diez hablantes.
"Somos cinco hablantes (de kiliwa), nomás los que quedamos. Lo que pasa es que ya no es lo mismo, ya los jóvenes no hablan su idioma, no hacen las fiestas tradicionales, ni las comidas que se hacían antes. La verdad es que se ha olvidado mucho", indica una mujer kiliwa de 60 años. "No sé cual será la obligación del Gobierno, pero pueden echar la mano cuando uno necesita algo. Ahorita están ofreciendo muchos apoyos, pero antes no había nada".
Contó que los jóvenes kiliwa tienen que emigrar a otras ciudades de Baja California para seguir estudiando y encontrar trabajo, mientras que otro pequeño grupo se va hacia Estados Unidos. "No hay trabajo, muchos están en el Valle por la Escuela, (en la comunidad) kiliwa no hay mucho de qué vivir. Si hay palmilla que cortar, pero no es suficiente para los jóvenes que quieren estudiar. Lo más triste es que todos estos muchachos ya no hablan su idioma, hablan todos en español", lamenta.
Antonia Torres González, de 45 años, originaria de la comunidad Cucapá en el Mayor, Mexicali, coincidió en afirmar que no hay programas para el rescate de la cultura, y principalmente se han dejado morir las lenguas indígenas.
"Hablando de la comunidad cucapá, ya no hay muchos hablantes, son como diez personas que hablan esas lenguas, y a los demás ya no se les están enseñando. No hay becas para los ancianos para que enseñen en las escuelas. Se han hecho grabaciones de la lengua, pero son proyectos pequeños", explicó.
Integrantes de las etnias kumial y pai pai señalaron que no hay datos de cuántos quedan de esa comunidad porque ellos mismos no saben cuántos son con exactitud.
Gregorio Guadalupe Montes Castañeda, kumiai de San José de la Zorra, en Ensenada, comentó que hace falta apoyo del Gobierno y concientización entre las comunidades para transmitir la lengua a las nuevas generaciones.
"Y también, ¿por qué no?, contar con el apoyo institucional. No es que se les dé sueldo, sino algo para que la comunidad participe y no se pierdan las tradiciones. La mayoría ahora entiende la lengua (kumai, pai pai)".
Tirso Flores Castro, pai pai de 54 años, habitante de la Misión de Santa Catarina, indicó que en su comunidad hay alrededor de 260 pobladores y sólo hay secundaria y preparatoria, pero para estudiar en la universidad hay que irse lejos. "Vivimos de la palmilla, de la agricultura, en estos tiempos no ha habido trabajo, ahorita vivimos de la artesanía que hacemos y vendemos en las ferias, pero no siempre hay", comentó.
Dejaron de enseñar kiliwa en el seno familiar desde hace 50 años porque el español fue la lengua dominante, afirmó. Entre las causas de la desaparición de la lengua cuentan la pérdida de territorio de los kiliwas en el Golfo de California, que los obligó a moverse a Ensenada, los matrimonios entre miembros de diferentes etnias y la discriminación. Mencionó también la falta de trabajo en las comunidades y los apoyos esporádicos de los tres niveles de gobierno para ayudar a los grupos étnicos.
La desaparición de un grupo étnico es lamentable por muchos motivos, pero uno de los más importantes es la lengua. Alguna de las instituciones públicas dedicadas a esos estudios tendría que ser responsabilizadas de la conservación de cada forma distinta de expresión fonética. Hay que tener presente que son las lenguas autóctonas las que han observado las culturas originales de todos los grupos humanos a lo largo de los siglos. Sería una pena que alguna de esas lenguas se perdiera ahora, cuando ya se conoce su importancia.
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Fuente: Recibido por cortesía de Regiones Indias, una producción de la Agencia Internacional de Prensa Indígena (AIPIN) http://www.aipin.info
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