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Perú: Prueba de fuego para la democracia

Por Nelson Manrique

En diciembre de 1984 los campesinos de Putis vivían tomados entre dos fuegos. Habían sido obligados por Sendero Luminoso a abandonar sus viviendas y a retirarse a las alturas. Pero los militares que llegaron para instalar una base militar los veían como senderistas y decidieron liquidarlos.

Otro móvil -aparentemente instigado por el teniente gobernador y algunos comuneros de Marccaraccay- fue apropiarse del ganado de las víctimas, para venderlo. Fueron asesinados entre 123 y probablemente 420 campesinos de Cayramayo, Vizcatánpata, Orccohuasi y Putis. Familiares de las víctimas lograron obtener los seudónimos de los oficiales responsables: el oficial "Lalo", el teniente "Bareta" y el comandante "Óscar". Las fuerzas armadas no han proporcionado sus nombres.

Una de las sobrevivientes narra que los campesinos decidieron contactarse con los militares para que les dieran protección:

"llegaron aproximadamente a las 3 de la tarde y los militares los recibieron amablemente e incluso les dieron la mano y los felicitaron por haber decidido vivir con ellos, enviándolos a la iglesia [...] Allí había unas 100 personas, quienes durmieron allí esa noche... los militares separaron a las chicas más jóvenes de alrededor de 15 años, las que fueron llevadas a la escuela. Algunas de ellas eran casadas [...] La declarante recuerda que en la madrugada siguiente las jóvenes contaron que las habían 'abusado', refiriéndose a que habían sido violadas sexualmente. A las 6 de la mañana llegaron los militares de la base de Putis, entregaron palas y picos a los hombres ordenándoles que cavaran huecos para hacer sus casas. Los hombres, quienes también se enteraron de las violaciones, obedecieron porque los militares los apuntaban con sus armas" (Testimonio Nº 056-2003-CVR).

Un efectivo militar destacado en Putis declaró ante la CVR que gran parte de los comuneros fueron llevados con engaños al centro del poblado:

"Hubo un llamado de pacificación: vengan, no va a pasar nada, por eso estamos acá [...] Se recogió a la gente de todos los cerros. Ellos han venido con todas sus cosas a Putis para formar un centro poblado, porque pensaban que iban a estar más tranquilos al lado de la base [...] Los trajeron por la mañana y los pusieron en ese caserón. Los engañaron, les dijeron vamos a hacer una piscigranja. Acá vamos a hacer un cuadrado de tanto por tantos metros. Fueron más de tres horas. Todos los varones hicieron su propia fosa, ellos mismos. Los comenzaron a matar de seis en seis. Una parte de los efectivos estaba más o menos a 40 metros, vigilando por donde podían escapar [...] No pretendieron escapar porque estaban acorralados" (Testimonio Nº 043-2003-CVR).

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Fuente: Blog de RIDEI

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