Servicios en comunicación Intercultural

México: Guerrero: desafíos inéditos para la alianza ganadora

Por Marcos Matías Alonso

6 de febrero, 2011.- El pronóstico anunciado del escenario preelectoral observado en Hueycantenango y Acapulco (El Sur 8 y 21/I/11) se cumplió acertadamente. No hubo equivocación en el pulso de dos plazas electorales diametralmente opuestas en su composición y configuración.

La guerra de cifras y la tendencia de escenarios concluyeron su fase y Ángel Aguirre Rivero (AAR) es el triunfador del proceso político electoral del 30 de enero. Con una diferencia de más de 100 mil votos, la victoria resistirá cualquier embate en el tribunal o alguna acción política desesperada de los adversarios.

En otras experiencias electorales, a pesar de que el PRI perdía en las principales ciudades, lograba alcanzar la victoria con sus bastiones priístas en municipios campesinos e indígenas. La experiencia del 30 de enero demostró que el PRI no sólo perdió Acapulco y las ciudades importantes, sino también en sus principales plazas rurales. La Montaña y otras regiones campesinas e indígenas han sido la base de poder del PRI. Los veteranos de la alquimia electoral, saben que el voto campesino e indígena es una alternativa para aminorar el impacto negativo de las áreas urbanas.

Sin embargo, el 30 de enero la reserva del “voto verde” se esfumó, la “compensación” de votos se rompió y la derrota los aplastó. Chilapa, Zitlala, Tlapa, Joaquín Herrera, Ayutla, Xochixtlahuaca, son ejemplos emblemáticos de la caída del “voto verde” en plazas con tradición priísta. Son testimonios incuestionables que la suma de fuerzas ofrece resultados alentadores.

Quedaron sepultados los sueños guajiros y el triunfalismo anticipado del PRI de reconquistar la gubernatura. Sus pregoneros se equivocaron al pensar que ya tenían “cuerpo entero” en “Casa Guerrero”. No es conveniente pensar que el PRI está vencido. El “tricolor” ha demostrado capacidad de levantarse de sus cenizas y aprovechar los errores del adversario. La batalla continúa y sólo ha sido un episodio rumbo a la Presidencia de la República y camino hacia la reconquista de municipios.

Quedará para el memorial de agravios la satanización del PRI para evitar la coalición de partidos con ideologías antagónicas. La experiencia guerrerense demuestra que el PRI no es invencible y es posible que el “agua y el aceite se mezclen”. Ello implica desafíos inéditos para el PRD, PT, PC, PAN y la ciudadanía no partidaria que apoyó el triunfo de ÁAR.

Las coaliciones y alianzas no deben sostenerse sólo en la fase electoral. Una vez conquistado el triunfo, inicia el período de la coalición en el ejercicio de gobierno. La coalición gubernamental con visión diversa de los partidos políticos, intereses distintos de los sectores sociales, no es inédito en la historia de México. Hay varios ejemplos, pero quizá la experiencia más ilustrativa es el caso chiapaneco. Revisar sus fortalezas y debilidades ayudará a evitar que se desplomen las expectativas de los diversos segmentos del pueblo de Guerrero.

La coalición y alianza en el ejercicio de gobierno debe garantizar inclusión para que la mayoría de los sectores sociales se sientan representados en las decisiones políticas y económicas de alto nivel. Con posiciones distintas e ideologías diferentes debe trabajarse sobre programas de alto consenso. Hay demandas básicas sin soporte ideológico en las que deben hacerse propuestas conjuntas. Esta es la ruta básica para construir la coalición en el ejercicio de gobierno sustentado en el diseño de políticas públicas no excluyentes. Gobernar para la diversidad y pluralidad del mosaico cultural, es uno de los principales retos de la coalición partidaria.

Las “coaliciones electorales” sólo son un primer paso para avanzar hacia la “coalición gubernamental”. Ambas alianzas y asociaciones son insuficientes si no se trabaja hacia la “coalición parlamentaria”, que además de crear la legislación local, autoriza el gasto público. Con base legal y suficiente gasto público todo gobierno tiene capacidad para responder a la demanda de la sociedad, base fundamental para garantizar la coalición y “cohesión ciudadana”. Estas son las cuatro coaliciones primordiales que la sociedad del futuro necesita y demanda. Ninguna victoria o triunfo es suficiente si falta cualquiera de los cuatro componentes.

El esquema de coalición y alianza de intereses sobre pactos comunes, puede ensayarse desde el lanzamiento de proyectos de impacto regional (educación, salud, turismo, minería, agroindustrias, etcétera), de carácter sectorial (mujeres, niños, indígenas, minusválidos, etcétera) e incluso programas emblemáticos o especiales (nueva Constitución, reforma de poderes, cero hambre, erradicación de analfabetismo, frente común para combatir la pobreza en municipios pobres o en situación de conflicto político, etcétera).

Los retos son gigantescos. Quizá lo más fácil será gobernar como gobernó Zeferino Torreblanca y sentarse cómodamente sobre la maquinaria oxidada que hace décadas diseñó el PRI. Caso contrario implica buscar alternativas que hagan más eficaz el ejercicio del poder gubernamental. Ello no postula que todo el esfuerzo anterior haya sido negativo, sólo indica que es tiempo de reestructurar y reorientar un gobierno con rostro plural que refleje los diversos rostros del pueblo de Guerrero.

----

Fuente: Artículo de opinión publicado en El Sur. Acapulco, Guerrero 4 de febrero del 2011. Recibido directamente del autor.

Valoración: 
0
Sin votos (todavía)

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
This question is for testing whether or not you are a human visitor and to prevent automated spam submissions.