
Con el retiro del Reino Unido de la Unión Europea, muchos de los acuerdos ambientales deberán reescribirse. Alejado de las metas colectivas, las autoridades británicas y europeas negocian algunos ámbitos compartidos, pero se distancian en otros. ¿Qué consecuencias tendrá el Brexit en la lucha global contra el cambio climático?
Por José Díaz
Servindi, 28 de diciembre, 2020.- El alejamiento del Reino Unido (RU) del marco normativo de la Unión Europea (UE) ha significado la ruptura de una serie de acuerdos entre ambos sectores, no solo a nivel comercial y migratorio, sino también ambiental. En este ámbito, el RU abandonará los compromisos colectivos asumidos en los últimos años en bloque con los demás países europeos.
La acción conjunta de lucha contra el cambio climático que la UE viene articulando desde la Comisión Europea, no contará más con el compromiso político británico. En este terreno, por ejemplo, hace unos días se decidió incrementar la meta de reducción de emisiones para la próxima década, alineando sus metas a los objetivos del Acuerdo de París.
El Brexit, conocido proceso político que implica al abandono del RU de su condición de estado miembro de la UE, ha tenido múltiples repercusiones y una de ellas es la retirada de los acuerdos climáticos y de transición energética asumidos colectivamente. En adelante, las autoridades británicas deberán definir de manera independiente su agenda climática.
Una de las consecuencias inmediatas de este rompimiento, es que el RU no podrá formar parte del mercado de bonos de carbono en el ámbito comunitario, una de las principales herramientas implementadas en las últimas décadas por la UE en su lucha por la reducción de emisiones.
Compromisos pendientes
Sin embargo, en medio de las negociaciones que se vienen llevando a cabo para culminar el proceso de abandono de la UE, el RU ha firmado una serie de compromisos como el reconocimiento de una “biósfera compartida” con Europa continental, lo que obligaría a las autoridades británicas a cumplir una serie mínima de metas.
Por ejemplo, metas como la reutilización de aguas, el reciclaje de residuos y el techo de emisiones contaminantes para el 2030, como objetivos compartidos entre europeos y británicos, seguirán rigiendo en el RU donde se encuentran reglamentadas como leyes nacionales.
Lo que quedaría pendiente sería fijar metas compartidas fijas para el proceso de descarbonización. Asimismo, el RU quedará al margen de los acuerdos de transición energética, una materia en la cual los británicos deberán legislarse por cuenta propia para cumplir con las metas asumidas como país suscritos al Acuerdo de París.
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— Servindi (@Servindi) December 27, 2020
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