
Frente al incumplimiento del Estado Ministerio de Vivienda Perú y la Municipalidad de Lima la comunidad indígena urbana de Cantagallo exige su derecho a la vivienda digna.
Servindi, 26 de setiembre, 2019.- Más de medio millar de miembros de pueblo Shipibo Conibo retomaron la madrugada del jueves 26 de setiembre el área de Cantagallo, en la ciudad de Lima, donde han vivido más de 20 años.
Ellos solicitan la presencia del presidente Martín Vizcarra para dialogar sobre su situación vulnerable y cumplir la promesa presidencial de una vivienda digna.
Los migrantes se habían instalado a orillas del rio Rímac y se habían convertido en uno de los asentamientos caracterizados por su incorporación étnica a la diversidad cultural limeña.
Ellos salieron de Cantagallo tras un devastador siniestro de convirtió en cenizas sus precarias moradas el 4 noviembre de 2016. La tragedia dejó 400 viviendas destruidas, un muerto y cientos damnificados.
Entonces, el presidente Pedro Pablo Kuczynski les ofreció edificar sus viviendas en el lugar y ejecutar el proyecto “Habilitación Urbana de Vivienda Shipibo Konibo”.
Han transcurrido casi tres años de sucesivas postergaciones del proyecto de vivienda y la indiferencia de las autoridades golpea a los shipibo-conibo de manera más profunda que el propio incendio.
Las familias se encuentran dispersas por la ciudad y han perdido su residencia comunitaria que los había convertido en un atractivo cultural y turístico en el corazón de la metrópoli limeña.
En Cantagallo, podían reproducir sus tradiciones culturales y recibir la visita de los turistas que acudían a comprar sus artesanías. Los niños acudían a la única escuela intercultural bilingüe Shipibo Conibo en la capital de Perú.
Los niños, ahora dispersos en zonas diversas como El Agustino, San Juan de Lurigancho y Huarochirí tienen dificultades para aprender en la lengua de sus padres lo que ha ocasionado deserción escolar.
Derechos de posesión
La Comunidad Shipibo Conibo de Cantagallo tiene una posesión territorial de más de veinte años, habiendo obtenido constancias de posesión e incluso pagando el autoavaluo del terreno.
Se trata de una comunidad pujante, apreciada por haber enriquecido la diversidad cultural de Lima con su colorido arte tradicional que cultivan en artesanías diversas como la cerámica, los collares, tejidos y la pintura.
Ellos se han sobrepuesto a la discriminación e incomprensión cultural limeña y gracias a su constancia y tesón han demostrado ser una comunidad de bien.
Mar Pérez, abogada de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, explica a medios de prensa las vulneraciones y derechos que les asiste a la comunidad indígena de Cantagallo. Foto: Servindi
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