
Un análisis sobre las implicancias políticas de la cuestión de confianza convocada por Martín Vizcarra. El presidente de la República ha desestimado el diálogo con un Fujimorismo que solo entorpecía la reforma judicial y apuesta por una política de confrontación y riesgo para impulsar sus cuatro proyectos de ley. ¿Podrá con coraje imponerse la cuestión de confianza?
Por José Díaz*
Servindi, 17 de setiembre, 2018.- Ayer por la noche el presidente de la República, Martín Vizcarra le dio un giro inesperado a la escena política. Tras un breve pero conciso Mensaje a la Nación el mandatario convocó a una “cuestión de confianza” que deberá ser atendida por el Congreso este miércoles a las 8:00 de la mañana y que tiene como objetivo revisar las cuatro reformas planteada por el Ejecutivo y, de momento, dilatadas -cuando no ignoradas- por el Legislativo.
La maniobra política de Vizcarra ha sido arriesgada pero aplaudida por un gran sector de la población. En las últimas semanas hemos asistido a un estratégico plan de dilatación por parte de Fuerza Popular para abortar cualquier iniciativa de reforma judicial que pasara por el Congreso. El rechazo de la Comisión de Justicia a aprobar un dictamen para reformar el Consejo Nacional de la Magistratura es un ejemplo.
La sensación era clara: el fujimorismo no quiere apoyar ninguna reforma. Para Fuerza Popular, muy a pesar de la crisis que enfrenta el sistema judicial, los nombres y el deficiente sistema de elección le resultan convenientes. Esto queda en evidencia cuando son solo voces fujimoristas las que defienden al insostenible fiscal de la Nación, Pedro Chávarry.
Cumpliendo la Constitución Política que juré respetar y hacer respetar, y, poniendo como testigos a todos los peruanos que reclaman cambios urgentes, plantearemos una cuestión de confianza al Congreso para aprobar los proyectos de ley sobre los ejes de políticas de Gobierno.
— Martín Vizcarra (@MartinVizcarraC) 17 de septiembre de 2018
Cuestión política
La movida planteada por Martín Vizcarra es por demás arriesgada. El mandatario ha dejado de lado el diálogo y ha optado por progresar a través de confrontar. Resulta que dialogar con el Fujimorismo puede ser incluso más peligroso que enfrentarlo directamente. Un claro ejemplo fue la traición realizada por Keiko Fujimori hace unas semanas al revelar una conversación que había comprometido a mantener en reserva con el propio presidente.
Recordemos que otro que se sentó a dialogar con el Fujimorismo fue el expresidente Pedro Pablo Kuczynski, quien luego tuvo que enfrentar hasta dos procesos de vacancia impulsados por Fuerza Popular. Con el Fujimorismo el diálogo no es un instrumento útil y civilizado -como pregonan algunos politólogos fujimoristas-. Con el Fujimorismo dialogar es arriesgarse a una traición de gran envergadura.
Será difícil para Martín Vizcarra torcerle la muñeca a una Congreso fujimorista a través de esta cuestión de confianza. Sin embargo, cuenta el actual mandatario con dos herramientas de gran valor para la política. 1) Coraje, algo que hizo clara falta a su antecesor PPK. 2) Apoyo popular.
Frente a un irrefrenable desprestigio de parte de Keiko Fujimori y el Congreso, es por primera vez en muchos años el presidente de la República la figura más popular del panorama político. El arraigo popular que ganó Martín Vizcarra ofreciendo el referéndum en 28 de julio solo puede mantenerse y crecer si estos ofrecimientos se sostienen con firmeza, algo que el llamado a cuestión de confianza evidencia.
Constitucionalidad
El gesto político de querer acelerar la reforma del sistema judicial -urgente, por donde se vea- se enfrenta al análisis de la Constitución. Son varias las voces de abogados constitucionalistas que afirma que los cuatro proyectos de ley presentados por el Ejecutivo no son una causal legal para la convocatoria de una cuestión de confianza.
La cuestión de confianza es un instrumento constitucional que permite al Ejecutivo poner énfasis en la necesidad de aprobar una norma. Si esta es rechazada, es decir que no la aprueba la mitad más uno del Parlamento, queda en manos del Ejecutivo volver a presentarla. El doble rechazo de una cuestión de confianza faculta al presidente de la República a cerrar constitucionalmente el Congreso, un escenario apocalíptico para el Fujimorismo.
Es por eso por lo que son varias las voces constitucionalistas vinculadas al Fujimorismo -ejemplo: Natale Amprimo- que rechazan la convocatoria hecha por el mandatario. Para Martín Vizcarra el escenario de cara a la reforma judicial es solo uno: morir o matar.
*Periodista y doctorando de estudios culturales.
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— Servindi (@Servindi) 15 de septiembre de 2018
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