
Compartimos un valioso texto de la profesora Kirsten Mahlke sobre la protesta contra una empresa minera de carbón en Alemania y su vinculación con los movimientos de resistencia en los Andes, y que alude también al caso del agricultor peruano Saúl Lliuya de Huaraz.
Por Konstanz Kirsten Mahlke
27 de enero, 2023.- El 14 de enero estuve en la manifestación "¡LütziBleibt!" (¡Lützerath no se va!) en la zona minera carbonífera de Renania, Alemania (Rheinisches Braunkohlerevier). Por sobre la gigantesca fosa de la mina a cielo abierto, sus máquinas y sus guardias, decenas de miles de personas permanecieron horas de pie en el descampado. A pesar de su gran número, en este paisaje parecían diminutas hormigas. La fuerte tormenta y la lluvia helada hacían que sus siluetas de abrigos, paraguas y banderas resplandecieran coloridas y desafiantes contra este telón de fondo tan hostil. La primera bandera que me llamó la atención fue una wiphala con sus cuadros con los colores del arco iris, el estandarte de varias naciones indígenas de Sudamérica como Colombia, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
Fig. 1 y 2: Wiphala a la protesta de Lützerath ©Kirsten Mahlke; Fig.3.: Wiphala Qulla Suyu © Huhsunqu
Dado que la justicia climática tiene que ver con cantidades y cifras científicamente mensurables a fin de evitar o permitir catástrofes globales, cabe mencionar en primer lugar una serie de informaciones sobre la relevancia de la producción energética de la empresa RWE.
El pequeño pueblo de Lützerath, situado en la cuenca minera renana del carbón, se ha convertido en el foco de un debate encendido tanto sobre la extracción de carbón en sí como sobre la resistencia contra la mina. Un acuerdo celebrado en diciembre 2022 entre la RWE y el gobierno alemán comprometía a la empresa a reducir el volumen de carbón en 280 millones de toneladas y poner fin a su explotación en el año 2030 (en vez de 2038 según estipulaba un acuerdo anterior).
A cambio, RWE acordó dejar intactos cuatro pueblos del terreno y tan solo despoblar y destruir Lützerath. Los pobladores, aunque recibieron compensación económica, dejaron el pueblo contra su voluntad. Desde entonces, activistas ambientales han ocupado Lützerath para salvarlo de la destrucción. Se trata de un pueblo, y de una de las cuestiones más importantes de este tiempo: ¿Quién se arroga el derecho a seguir extrayendo combustibles fósiles en contra de los tratados internacionales? El pasado sábado, la policía desalojó el pueblo con violencia, empleando gas lacrimógeno y garrotes, y lo convirtió en una fortaleza mientras decenas de miles de personas protestaban en las inmediaciones.
la policía desalojó el pueblo con violencia, empleando gas lacrimógeno y garrotes, y lo convirtió en una fortaleza mientras decenas de miles de personas protestaban en las inmediaciones.
Lamentablemente, la discusión sobre las formas de resistencia y su legitimidad dejan en segundo plano los hechos y datos concretos. Lützerath se encuentra (todavía) al borde de la mayor mina de lignito de Europa y pertenece a RWE, la empresa con mayores emisiones de dióxido de carbono (CO2) de la Unión Europea (UE) (1). El 25% de las emisiones de CO2 de Alemania proceden de RWE (2). Lützerath no es ni un "símbolo equivocado" (3) (como expresó el ministro de economía alemán, Robert Habeck) ni una "buena solución de compromiso", sino un lugar concreto de Alemania en torno al cual se siguen extrayendo de la tierra 60 millones de toneladas de carbón al año: implica continuar con la producción de energía fósil con consecuencias fatales para la población de todo el planeta. La eliminación anticipada de la producción de energía de carbón en 2030 decidida por el gobierno alemán no tiene efectos positivos directos en la proyección climática (3). El debate se plantea como si las empresas energéticas alemanas no tuvieran responsabilidad especialmente alta con las zonas del mundo mucho más afectadas por el cambio climático, ¡cuando ellas están entre los principales responsables del calentamiento global! Muchas de las regiones afectadas se encuentran en Sudamérica, sobre todo las zonas empobrecidas de los Andes y la Amazonia, especialmente amenazadas por las catástrofes naturales provocadas por el cambio climático.
Ningún lugar podría ser más adecuado para protestar contra los daños medioambientales y climáticos. Es precisamente aquí, aquí en Lützerath, donde pueden aplicarse rápidamente medidas eficaces para limitar el aumento de la temperatura por debajo de 1,5°. En vista de este enorme efecto multiplicador, la decisión de muchos ciudadanos de llevar la campaña por la neutralidad climática a la mina de RWE resulta sensata y responsable. Así pues, Lützerath es el lugar exacto desde donde podría ponerse en práctica la justicia climática.
Justicia climática y colonialismo
Peter Emorinken Donatus, periodista nigeriano, señaló en la concentración del 14 de enero (5) que la justicia climática no es en absoluto un invento de los europeos blancos, sino una reivindicación muy antigua del Sur global. La justicia climática incluye el recuento de deudas históricas, coloniales y neocoloniales, en todo el mundo, así como el pago de las correspondientes reparaciones y la obligación de detener la devastación del medio ambiente.
Este daño puede medirse atmosféricamente, al menos desde la industrialización, en forma de partículas de CO2; pero las bases culturales para explotar las materias primas de modo tal que se pudiera ignorar a las personas y al medio ambiente que rodeaba minas y campos fueron sentadas mucho antes. Las minas y plantaciones fueron los laboratorios de la deshumanización del trabajo que favorecieron la máxima concentración en procesos químicofísicos. En relación a la cultura minera, Lewis Mumford señaló su gran similitud con la guerra: "En términos de destrucción medioambiental e indiferencia ante los peligros para la vida humana, la minería guarda un gran parecido con la guerra. ... El carácter destructivo y el cruel funcionamiento de la minería, así como el empobrecimiento y el abandono del medio ambiente que provocó, se transmitieron a las nuevas industrias que utilizaban productos mineros" (4).Esta temprana deshumanización de la relación con los métodos de trabajo, las máquinas y las personas mismas, es evidente aún hoy de forma monstruosa en lugares como la cuenca minera del Rin.
Mina de Garzweiler II, cerca de Lützerath ©Kirsten Mahlke
Mientras esta práctica colonial-empresarial específica se desarrollaba a lo largo de los siglos, se formateó a la población para que consumiera cada vez más los "productos mineros" –como lo es hoy la energía– y se hiciera dependiente de ellos. Lo que antes hacían los pueblos esclavizados, hoy lo hacen los combustibles fósiles, pero claro que también las futuras energías "renovables", para las que se están extrayendo de la tierra innumerables materias primas (litio, tierras raras, etc.). El objetivo: proporcionar la abundancia de consumo que se ha dado en llamar prosperidad y libertad. A través de siglos de civilización refinada, los pueblos ávidos de beneficios de proveniencia lejana han aprendido a atribuir la prosperidad a su propio esfuerzo y a escindir de su conciencia los lugares de producción de materias primas y mercancías, cual zonas fantasmas.
“Lo que los aldeanos de los alrededores califican únicamente de 'monstruo' se extiende a lo largo de 69.000 hectáreas, una superficie del tamaño de 100 campos de fútbol. Día tras día, se traga 30 millones de litros de agua en la árida zona semidesértica del segundo departamento más pobre de Colombia, La Guajira. A cambio, satisface el hambre de carbón también en países como Alemania, con una producción anual de 30 millones de toneladas”. | ![]() |
Mina de carbón a cielo abierto de El Cerrejón (La Guajira, Colombia) (5)
En las propias "zonas fantasma" (6)para las que recién ahora comienza a surgir en las sombras una conciencia de responsabilidad en forma de leyes europeas sobre la cadena de suministro, la libertad y la prosperidad no han podido desarrollarse adecuadamente debido a la falta de aire, agua y suelo limpios, y debido a las pocas posibilidades de supervivencia para residentes locales y eco-activistas: Sólo en Colombia, donde la mayor mina de carbón, El Cerrejón, ayuda a paliar la escasez de gas en Europa, entre otras cosas mediante las importaciones de RWE, 67 activistas medioambientales fueron asesinados en 2020: Colombia es el país más letal para los activistas climáticos y ecologistas, que son tan “vecinos globales” de RWE como las 35.000 personas presentes sobre el terreno en Lützerath.
Alcanzar la justicia climática significa, en primer lugar, reconocer la deuda en su totalidad. Una disculpa de los contaminadores a las víctimas debe preceder el acto de perdón. A continuación, es preciso cuantificar los daños y exigir responsabilidades a los culpables. Por último, hay que reparar los daños y garantizar que no se volverán a cometer los actos perjudiciales.
Acumulación histórica de daños a las personas, al medio ambiente y a la atmósfera
Las víctimas de las economías extractivistas (ya sea a cargo de reyes, corporaciones o Estados) han planteado este tipo de reivindicaciones y otras similares desde el inicio de la minería y la esclavitud de las plantaciones en las colonias. Absurdamente –y esto establece el vínculo causal entre la desigualdad global y la vulnerabilidad a los daños climáticos– estas deudas coloniales acumuladas nunca han sido reembolsadas, sino que incluso han sido incrementadas por los deudores (los antiguos Estados coloniales) en forma de préstamos del FMI y del Banco Mundial.
estas deudas coloniales acumuladas nunca han sido reembolsadas, sino que incluso han sido incrementadas por los deudores
Hace 500 años, los grupos indígenas comenzaron a oponerse a la explotación de minas de plata, mercurio y oro, ya entonces con argumentos de destrucción cultural y natural y de amenazas para la vida y la salud de millones de personas. Los esclavizados de África y Sudamérica proporcionaronal comercio internacional y a las sociedades anónimas los beneficios que están en la base de su actual poder económico (7). Murieron sin cobrar nunca. Sus descendientes no fueron indemnizados. El número de los que ni siquiera nacieron a causa de 400 años de despojo y la consiguiente pérdida de potencial de desarrollo de culturas y economías es incalculable. Los reclamos de reparación se vuelven inconmensurables cuanto más tiempo se deniegue el reconocimiento del daño. Por el contrario, los Estados, las compañías comerciales y las empresas fueron indemnizados rápidamente porque habían perdido su "propiedad": los esclavos y las tierras robadas (8). Las antiguas colonias se mantienen en la más profunda dependencia a través de “préstamos”. RWE y LEAG, por su parte, recibirán una compensación de 4.350 millones de euros por las pérdidas que prevén sufrir como consecuencia de la supresión de la explotación de carbón (9).
La resistencia de los vecinos globales: peruanos contra el extractivismo en 1615 y 2015
Los defensores individuales y los representantes de las víctimas del extractivismo han comunicado repetidamente en vano las demandas de restitución y reparación a los responsables. En cuanto a los siglos de demandas pacíficas a los especuladores para que realicen los pagos y reparaciones adecuados, me gustaría citar sólo dos ejemplos de Perú que se sitúan al principio y al final (provisorio) de estas peticiones.
En 1615 Guaman Poma de Ayala, abogado de una dinastía inca, escribió al rey español que la explotación de la mina de plata de Potosí y, sobre todo, el trabajo en la mina de mercurio de Huancavelica pondrían en peligro la salud y provocarían la muerte de millones de personas. Los vapores de mercurio envenenaban los pulmones de los trabajadores forzados, pero también el agua potable y el aire de toda la zona. Guaman Poma informaba sobre Huancavelica, y de cómo la política colonial provocaba una catástrofe ecológica y social en el punto álgido de extracción de recursos: "donde los pobres indios reciben castigos tan duros, son torturados y mueren muchas veces después de secarse como un palo, contraen asma y viven así otros dos años, mientras los dueños de las minas se pasean en seda hecha con el trabajo de los indios".
Fig. 7: Maltratos y torturas por los corregidores mineros © Guaman Poma de Ayala 1615
Guaman exigía indemnizaciones para las viudas y los huérfanos, la reforma de las condiciones de trabajo y compensaciones por los delitos cometidos como torturas y malos tratos, basándose en testimonios meticulosamente recogidos (10). A pesar de los millones de muertos y de los ecocidios documentados, las demandas contra tales injusticias no llegaron a ningún tribunal europeo.
Un segundo caso, que causó sensación mundial, fue el "Caso del Clima" (11) del ciudadano peruano Saúl LLiuya contra la corporación multinacional RWE y da esperanzas de que se pueda en el siglo XXI poner fin a la larga fase de impunidad secular de las corporaciones ecocidas a gran escala. Exactamente 400 años después del abogado inca, en 2015, e igualmente decidido a no dejar impunes los daños causados por las empresas extractivistas en los Andes peruanos, el agricultor de Huaraz Saúl Lliuya lleva a RWE a los tribunales. Desde hace años, el calentamiento global amenaza con derretir los glaciares de los Andes.
Saúl Lliuya ante el lago Palcacocha ©France-Press
La casa de Lliuya, como toda la ciudad de Huaraz, está amenazada por la inundación del lago glaciar Palcacocha, que se está llenando peligrosamente de agua de deshielo. Desde 1970, el volumen del lago Palcacocha se ha multiplicado por treinta y cuatro. Según el fundamento de la denuncia, RWE es parcialmente responsable del calentamiento global. Mientras que el peruano Guaman Poma no obtuvo audiencia con el rey en el siglo XVII, la demanda de Lliuya contra la empresa energética se encuentra ahora ante el Tribunal Regional Superior de Hamm. El procedimiento sigue su curso y actualmente (¡en el octavo año del juicio!) se encuentra en fase de revisión. Desde mayo de 2022 se examina hasta qué punto las emisiones de una sola empresa son responsables causales de los daños climáticos en un lugar distante. La cooperación de RWE en el proceso es limitada. En 2016, un año después del Acuerdo Climático de París, la corporación RWE niega toda responsabilidad por daños climáticos y niega también el riesgo de inundación del lago Palcacocha (12). En 2018, cuando el caso ya estaba en apelación, RWE presentó dos contra-declaraciones a fin de evitar la recolección de evidencias.
Vivir juntos en una vecindad global
La destrucción que se aprecia en los límites de la cuenca minera renana es sólo una ínfima parte de la sobreexplotación de recursos. A nivel local la tierra está fisurada, deshabitada y drenada; la atmósfera, en cambio, se extiende por todo el globo. Es este dato el que demuestra la proximidad global entre la sede de RWE en Renania del Norte-Westfalia y la ciudad de Huaraz en los Andes.
El Tribunal Regional Superior de Hamm se basa, entre otras cosas, en el artículo 1008 (13) del Código Civil alemán, la disposición general del Derecho civil alemán para la protección contra la perturbación de la propiedad, que se utiliza sobre todo como base en los litigios de vecindad. Al menos a partir del caso Lliuya contra RWE, sin embargo, "vecindad" significa también distancias de 10.000 km en línea recta, como la que hay entre Huaraz y Essen. Sorprendentemente, ya a principios del siglo XX el cuidado y la responsabilidad hacia los "vecinos" no se basaban en territorios limítrofes locales, sino en la atmósfera común que no conoce fronteras: "Vivimos en el fondo de un mar de aire. Esta circunstancia conduce necesariamente a una extensión de la actividad humana en la distancia" (14).
Las emisiones directas o indirectas y la contaminación provocan efectos adversos en los vecinos dentro del "mar de aire" compartido y deben atribuirse al contaminador.
La culpa del calentamiento global y sus consecuencias para los vecinos del planeta puede cuantificarse en números concretos: RWE es responsable del 0,47% del calentamiento atmosférico y, por tanto, también del 0,47% de los costes de compensación. Sin embargo, mientras las empresas no estén dispuestas a reconocer su participación en la destrucción de una atmósfera propicia para la vida en la Tierra y, por tanto, en la sobreexplotación de las condiciones de vida planetarias, no será posible la compensación. Tampoco lo será mientras RWE, con el apoyo de los gobiernos estatal y federal de Alemania, se deje indemnizar en lugar de asumir los costes de los daños causados a los vecinos del mundo. Mientras no haya una remota perspectiva de cómo RWE, en uno de los países más ricos y tecnológicamente mejor equipados del mundo, puede garantizar que no seguirá dañando el mar común del aire (15), la justicia climática estará muy lejos.
Para cumplir los tratados internacionales de París el 70-90% de las reservas mundiales de carbón deben permanecer bajo tierra. Dado que Alemania es uno de los mayores y más antiguos responsables de la acumulación de CO2 en la atmósfera, al menos el 90% es un buen punto de referencia. Un análisis del presupuesto residual de emisiones de CO2 disponible en toda Alemania significa que a RWE le corresponde una cuota de 387 millones de toneladas. A pesar de la claridad del análisis, el gobierno alemán negoció un acuerdo de compensación con RWE. La cantidad residual de carbón que RWE tiene disponible y que, según el acuerdo gubernamental de diciembre de 2022, ahora también puede explotar, es de más de 500 millones de toneladas e implica, por lo tanto, una emisión prevista de gases de efecto invernadero de 500 x 3,25 (16). Esto equivale a ¡1625 millones de toneladas de aquí a 2030! Y éstas son sólo las emisiones de la combustión del lignito. RWE también cuenta con un sector dedicado al gas natural ya listo para expandirse y utiliza hulla importada (de Colombia) y petróleo para la producción de energía. Al mismo tiempo, las fuentes renovables para la producción de energía se mantendrán en toda Alemania en porcentajes menores a un dígito. Esto ocurre sobre el trasfondo fáctico de las protestas, que han sido difamadas en diversos informes de prensa por su "ingenuidad" y ecorromanticismo.
Como es bien sabido, el "mar de aire" es calentado principalmente (71%) por sólo cien grandes empresas energéticas, tendencia creciente (17), entre ellas y en el puesto 41, RWE. En principio, todos los habitantes del planeta son vecinos agraviados por las corporaciones, aunque en desigual posición de peligro y con desiguales medios legales. No se sabe con certeza si Saúl Lliuya conseguirá que RWE aporte los fondos para que Huaraz proteja la ciudad de las inundaciones previstas. La Wiphala en la manifestación frente a Lützerath puede ofrecer esperanzas al respecto. Dada la responsabilidad parcial por los daños ecológicos actuales y previstos en el futuro próximo, sería adecuado invertir la disposición hacia el prójimo: en lugar de dejar que los individuos acudan a los tribunales, las corporaciones podrían reconocer de una vez su culpabilidad parcial, pagar por los daños causados mediante reparaciones, formar grandes alianzas de responsabilidad entre corporaciones para repartir la carga sobre muchos hombros y garantizar que no se sigan infligiendo daños. La emancipación del apoyo estatal sin duda favorecería ese desarrollo.
La economía de las emisiones de gases de efecto invernadero es la base de cualquier debate sobre la justicia climática mundial. El daño ecológico que ha emanado y seguirá emanando de una empresa energética tan grande como RWE es enorme, pero es cuantificable y, por tanto, es la base para la rendición de cuentas. En lugar de difuminar la responsabilidad ("No sabemos exactamente quién, cómo, quién está perjudicando exactamente, así que no somos responsables"), la justicia climática consiste en compartir equitativamente la responsabilidad acumulada históricamente, las emisiones medibles en la atmósféra, las deudas cuantificables económicamente y las reparaciones. Sólo cuando haya una perspectiva de compensación legal y social en términos de justicia climática por estos hechos graves podremos podemos empezar a hablar de la pertinencia de los garrotes en los operativos policiales alemanes en beneficio de los réditos empresariales.
Notas:
(1) Steffen Bukolt, RWE- Vom Winde verweht? Eine Kurzanalyse. Un análisis de Energy Comment para Greenpeace, 2021, p. 3.(https://www.greenpeace.de/publikationen/kurzanalyse_rwe_-
(2)Desde 2020 cada año se emiten 89 millones de toneladas de C02. Ver análisis de Energy Comment. 3 https://www.spiegel.de/panorama/luetzerath-news-am-freitag-dritter-raeumungstag-beginnt-nur-noch-einhaus-besetzt-sorge-um-tunnel-a-a70fddde-8a3d-40a8-8648-516d34adad4b
(3)"Según un informe de la asesoría Aurora Energy Research, la eliminación anticipada del carbón no tendrá ningún efecto reductor de las emisiones. Después de 2030, la producción de electricidad a partir del lignito dejará de ser rentable. El compromiso sobre el carbón provocaría incluso un aumento de las emisiones en comparación con los planes originales. A corto plazo, se quemará más carbón del previsto y se emitirán 61 millones de toneladas más de CO2. Como consecuencia, Alemania incumplirá sus objetivos climáticos en el sector energético.“ https://www.deutschlandfunk.de/luetzerath-rwe-kohle-tagebau-100.html 5 https://twitter.com/PtP_de/status/1614366383089025025?s=20&t=aerzHSDghc8...
(4)Lewis Mumford, Mythos der Maschine. Kultur, Technik und Macht. Trad. del inglés americano Liesl Nürnberger e Arpad Hilbig, Frankfurt/ Main 1977, p. 502. (original: Mumford, Lewis (1970). The myth of the machine, New York: Harcourt, Brace & World, 1970.
(5)https://www.dw.com/de/deutschlands-schmutzige-kohle-aus-kolumbien/a-61919748 (traducción KM)
(6) "Si la modernidad ha estado siempre desajustada, ha sido por esta separación radical entre un país donde había ley y libertad y otro país del que nadie se sentía responsable, aunque de ello dependiera su propio bienestar. Además del espacio legal, existía otro espacio real en forma de territorio fantasma donde bullían las fuentes de riqueza." Bruno Latour, Zonas críticas (ZKM Karlsruhe 2021), https://zkm.de/de/publikation/criticalzones. (traducción KM)
(7) Michael Zeuske, Schwarze Karibik. Sklaven, Sklavereikulturen und Emanzipationen (Kuba, Antillen, Gran Caribe, 15.-20. Jahrhundert). Hamburg, Münster, London : LIT Verlag, 2003.
(8) Un ejemplo extremo de esto es la deuda de Haití debido a las demandas de compensación de Francia tras la emancipación en 1804, que todavía contribuyen a la pobreza del país en la actualidad. https://www.aa.com.tr/fr/afrique/ha%C3%AFti-une-pauvret%C3%A9-due-%C3%A0.... Véase también Toni Keppeler, Black Resistance - Slavery and Racism in Latin America and the Caribbean. Rotbuchverlag, 2021.
(10) Guaman Poma recogió testimonios de los mineros según un esquema muy sistemático, que incluía dibujos, nombres, lugares, condiciones de salud, malos tratos y muertes. La mina de Potosí se agotó con relativa rapidez, al menos en lo que se refiere a los minerales de alta ley que podían extraerse de forma convencional. Cada vez se necesitaba más mercurio de Huancavelica para la amalgamación. Sobre las condiciones de trabajo allí, véase GKS 2232 4º: Guaman Poma, Nueva crónica y buen gobierno (1615). http://www5.kb.dk/permalink/2006/poma/1055/en/text/?open=idm46287305913392
(11) https://rwe.climatecase.org/de/hintergrund#palcacocha
(12) https://rwe.climatecase.org/de/rechtliches#timeline
(13) "§ 1004 Derecho de remoción y medidas cautelares: La base de una demanda es el § 1004 del Código Civil alemán, la disposición general del Derecho civil alemán para la protección contra la injerencia en la propiedad. Par. 1: Si la propiedad sufre un menoscabo que no sea la privación o la retención de la posesión, el propietario podrá exigir que el causante de la interferencia elimine el menoscabo. Si se temen nuevas injerencias, el propietario puede demandar medidas cautelares". https://rwe.climatecase.org/de/rechtliches#timeline
(14) https://rwe.climatecase.org/de/rechtliches#timeline
(15) “Por lo tanto, la neutralidad climática para 2040 sólo parece alcanzable si RWE también abandona el negocio de la energía de gas o si RWE espera el uso extensivo de CCS (almacenamiento subterráneo de CO2) para las centrales eléctricas de gas natural. No hay planes claros al respecto para 2021.” https://www.greenpeace.de/publikationen/kurzanalyse_rwe_-_vom_winde_verweht_maerz_2021.pdf, p. 37.
(16) "Las emisiones de CO2 por tonelada quemada de HCU son de 3,25 t para el lignito, 2,68 t para la hulla, 2,3 t para el petróleo y 1,5 t para el gas natural. En términos de carbono bruto, se libera aproximadamente 1 t de dióxido de carbono por tonelada quemada". https://braunkohlenein.de/BraunkohleundKlimaschutz07_2005.pdf.pdf 19 Análisis de Energy Comment, p. 35.
(17) https://kontrast.at/corona-klima/
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Fuente de la imagen: https://www.dw.com/es/la-polic%C3%ADa-alemana-detiene-a-greta-thunberg-t...
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