
«La obstinada reiteración en mantener posiciones de poder antes que el bien común nos puede llevar a soluciones extremistas desde ambos lados que ya hemos experimentado y no conducen a buen puerto. Nos merecemos un mejor destino común».
Por Rodrigo Arce Rojas*
14 de febrero, 2022.- Qué duda cabe que nos encontramos frente a una profunda crisis política aunque las y los ciudadanos lo abordan de distintas maneras. Lo primero que podemos apreciar es que los grupos en pugna culpan al contrario como el culpable de la crisis sin un mínimo de sentido autocrítico. En esta perspectiva polarizada la única forma de resolver la crisis es anulando al otro lo que en buena práctica significa quitarle poder. Pero esta forma de abordar la crisis no resuelve nada porque en el fondo las bases de la crisis están presentes al interior de los propios grupos. No se quiere reconocer que el sistema político ha sido construido fundamentalmente para beneficio personal o intereses de grupo perdiendo sentido el bien común como fin supremo de la política. La precarización de la política y su mercantilización ha provocado la mediocridad permisible con la corrupción. Es así cómo estamos apreciando una devaluación de nuestro incipiente sistema democrático con afectación a millones de compatriotas que ven diluir sus esperanzas de un Buen Vivir.
La crítica situación actual también se explica por la polarización política a la que sistemáticamente nos enfrentamos en cada proceso de elecciones. La adopción de pensamientos únicos provoca que cada grupo piense que su propuesta es la mejor y que la otra opción representa el atraso, la barbarie. Pero esta forma de pensamiento binario (dicotómico) incuba el dogmatismo en cada una de las partes y no se aprecia un mínimo sentido de balance crítico. Lo único que les queda es descalificar al otro y en el peor de los casos estigmatizarlo con fuertes adjetivos.
esta forma de pensamiento binario (dicotómico) incuba el dogmatismo en cada una de las partes y no se aprecia un mínimo sentido de balance crítico
Lo más triste de todo es que el ejercicio de la política con fuerte carga mercantilista ha provocado la nefasta aceptación de la corrupción como un modo de vida normalizado. Cuando prima exclusivamente la mirada economicista de la realidad no importa a qué precio se pueda lograr. Entonces el objetivo supremo es acceder al poder, mantenerlo y beneficiarse del poder. Aunque se hable de desarrollo y de derechos las prácticas políticas ponen en evidencia las profundas contradicciones y desajustes que afectan la salud democrática del país.
Es ahí cuando podemos ver las trampas de pensamiento. Unos jugando a ser salvadores de la democracia, del pueblo, del modelo económico o de la Constitución y otros jugando al ideal de la transformación. Entonces se aprecia la disonancia cognitiva, es decir la contradicción entre lo que es la realidad y lo que se piensa y dice de esa realidad. Cuando la disonancia cognitiva aparece se juega caprichosamente con la realidad, se exagera, se omite o se distorsiona la realidad en nombre de la verdad del grupo. No se quiere ver lo evidente y se producen cerrazones mentales que afectan la luz de la objetividad. Esto lo podemos apreciar en todos los grupos en pugna.
Es así como hemos podido apreciar, a lo largo de las últimas décadas incluyendo el presente, nombramientos irresponsables con sus respectivas aceptaciones irresponsables (esto no es reciente). Hemos podido apreciar retrocesos, no con un afán de mejora sino con descarado interés en mantener privilegios o ganar nuevas fuentes de poder. Entonces se propaga el desencanto, emerge la desilusión, se pierden las esperanzas, si es que en algún momento empezó a florecer.
Es necesario ser conscientes de las trampas de pensamiento y las trampas lingüísticas que se están usando para recuperar la objetividad, el sentido común, la honestidad intelectual y discursiva
Apreciamos en las redes sociales y medios de comunicación en general malabares lingüísticos para fundamentar inútilmente lo que está mezclado de medias verdades, medias mentiras o incluso mentiras completas. Se hace muy difícil incorporar una cuota de reflexión y búsqueda de objetividad porque inmediatamente viene la descalificación de una de las partes. Esto no puede seguir así. Es necesario ser conscientes de las trampas de pensamiento y las trampas lingüísticas que se están usando para recuperar la objetividad, el sentido común, la honestidad intelectual y discursiva.
La situación actual nos ha llevado a un embrollo institucional. Las soluciones efectistas no resuelven el problema de fondo. Se requiere una revisión profunda para entender cómo es que hemos llegado a esta situación perniciosa. En estos doscientos años de independencia política no hemos sido capaces de construir Nación, con la riqueza de nuestra sociodiversidad, y estamos traicionando la promesa de la República, un país democrático, con respeto a los derechos humanos y no humanos, con oportunidades para todas y todos sus ciudadanos, un país consciente de sus retos, de sus posibilidades y sus más grandes aspiraciones en un entorno de profunda sustentabilidad.
se requiere pensamiento crítico y autocrítico, coherencia entre lo que se cree, entre lo que se piensa, entre lo que se siente y lo que se hace y dice
Consecuentemente, se requiere pensamiento crítico y autocrítico, coherencia entre lo que se cree, entre lo que se piensa, entre lo que se siente y lo que se hace y dice. Necesitamos recuperar el valor de la palabra, el bien común, la empatía y el afecto por todas las manifestaciones de la vida (humana y no humana). Más ciencia, más conocimientos tradicionales, más filosofía, más arte, más alegría y creatividad transformadora.
Existe una gran responsabilidad de la clase dirigente del país. La obstinada reiteración en mantener posiciones de poder antes que el bien común nos puede llevar a soluciones extremistas desde ambos lados que ya hemos experimentado y no conducen a buen puerto. Nos merecemos un mejor destino común. Está en nuestras manos, en nuestros pensamientos, en nuestras palabras.
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*Rodrigo Arce Rojas es Doctor en Pensamiento complejo por la Multiversidad Mundo Real Edgar Morin. Correo electrónico: rarcerojas@yahoo.es