
Servindi, 24 de junio, 2021.- Un llamado al gobierno de Colombia para cumplir con las demandas sociales y cesar la violencia institucional contra manifestantes y civiles formularon más de un centenar de académicos e intelectuales de Colombia y diversos países del mundo.
Instan al gobierno de Iván Duque y a la sociedad civil colombiana a avanzar en la búsqueda de alternativas a este círculo vicioso de represión y violencia estructural y garantizar espacios de diálogo público y concertado.
Piden realizar esfuerzos para asegurar la continuidad de la participación política ciudadana, en su actual llamado de exigencia de respeto por los derechos humanos fundamentales.
Remarca que el estallido social es expresion de una indignación amplificada por la deuda histórica del gobierno con esos sectores sociales marginados y empobrecidos y que es el verdadero detonante de la situación actual.
Piden rechazar estigmatización
Denuncia la estigmatización que hace el gobierno contra los manifestantes a quienes califica de "estructuras organizadas de "vándalos" y "terroristas".
Se les acusa de pertenecer a grupos ajenos a la ley, como mafias narcotraficantes y guerrillas de izquierda, promoviendo y validando así el uso excesivo de la fuerza pública en su contra.
"Es sorprendente cómo esta estigmatización y criminalización (...) se ha convertido en un llamado a los civiles a tomar las armas contra los manifestantes, dándoles licencia libre para hacer uso de estrategias paramilitares letales con impunidad".
A pesar que el gobierno insiste en que las violaciones a los derechos humanos "son casos aislados y no constituyen una práctica sistemática", varias oenegés documentan más de dos mil casos de exceso de fuerza policial.
Son miles de detenciones arbitrarias y víctimas de violencia física, cientos de casos de uso de armas de fuego por parte de la policía y civiles desconocidos contra manifestantes, decenas de muertes y violencia sexual a manos de las fuerzas armadas.
La negativa del gobierno a reconocer su uso desproporcionado de la represión, junto con la crisis de representatividad política y la falta de espacios reales de diálogo, son las principales razones que dificiultan hallar vías de acción para resolver los problemas que mantienen activas las protestas.
Colombia, 21 de junio de 2021 Carta abierta al públicoAcadémicos e intelectuales de varios países expresamos nuestro rechazo y condena a las continuas violaciones a los Derechos Humanos en Colombia en el contexto del Paro Nacional 2021 y sus masivas movilizaciones. Desde el 28 de abril del presente año, diferentes sectores de la población colombiana se tomaron las calles para manifestarse en contra de una Reforma Tributaria propuesta por el Gobierno Nacional, la cual afectaba severamente a la clase media y a los grupos más empobrecidos, y a su vez favorecía a las grandes empresas privadas y a las clases dominantes. Miles de ciudadanos inundaron las calles y plazas públicas de las grandes ciudades y pequeños pueblos en todo el país para expresar pacíficamente su descontento. Los protagonistas de estos hechos históricos son los manifestantes, entre los que se destacan jóvenes desempleados y personas con pocas oportunidades laborales, quienes no ven un buen futuro en este país. Luego de más de un mes de movilizaciones, ha surgido un movimiento social que recoge las voces de muchos ciudadanos colombianos, cuyos motivos y demandas trascienden los originales, superando la oposición a la Reforma Tributaria y apuntando a problemas estructurales y desigualdades sociales exacerbados por la pandemia. Estas protestas son el estallido social de una indignación generalizada, ya evidente desde el anterior Paro Nacional de 2019. Tal indignación, amplificada por la deuda histórica del gobierno con esos sectores sociales marginados y empobrecidos, es el verdadero detonante de la situación actual en el país. Por eso, a pesar del retiro de la Reforma Tributaria y otras medidas impopulares como la Reforma de Salud, las manifestaciones continúan. En respuesta a las protestas, el Gobierno del presidente Iván Duque Márquez ha desplegado las Fuerzas Policiales, el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y las Fuerzas Militares en todo el país, provocando un alarmante número de situaciones de violaciones de Derechos Humanos. El gobierno sostiene que el uso de la fuerza tiene como objetivo salvaguardar el derecho de los ciudadanos a la movilidad y la protección de la propiedad privada y pública contra lo que llama estructuras organizadas de "vándalos" y "terroristas", estigmatizando así a los manifestantes. Videos e imágenes de estos hechos han inundado las redes sociales, permitiendo a los medios internacionales informar sobre la represión y las violaciones a los derechos humanos que están ocurriendo en Colombia. Estas imágenes, que provienen de todo el país, son el resultado de la desesperación de miles de colombianos que, ante la desinformación y las falsas declaraciones de los medios de comunicación tradicionales, no encuentran más remedio que denunciar la crueldad policial, la censura, interrupciones del servicio en las redes eléctricas y la suspensión del servicio de internet que se están produciendo. Recientemente, algunos de los medios de comunicación internacionales han estado en el país registrando directamente muchas de estas violaciones de derechos humanos, ayudando a superar el cerco informativo hacia el público extranjero. A día de hoy, el presidente colombiano Iván Duque y su gabinete insisten en que estos hechos son casos aislados y no constituyen una práctica sistemática, a pesar de que varias ONG han documentado más de un par de miles de casos de exceso de fuerza policial: denuncias de miles de detenciones arbitrarias y víctimas de violencia física, cientos de casos de uso de armas de fuego por parte de la policía y civiles desconocidos contra manifestantes (Connivencia del Estado con grupos de seguridad privada para realizar acciones exclusivas de la Fuerza Pública), decenas de muertes, casos de violencia sexual a manos de las fuerzas armadas y lesiones oculares. Además, se destacan otras formas concretas de violencia perpetrada por el Estado, como el desplazamiento y persecución por motivos raciales, hostigamientos y agresiones contra las misiones médicas y periodistas, redadas ilegales y amenazas a líderes sociales. Además, algunos voceros del gobierno de Iván Duque, desde el inicio de su mandato, han estigmatizado y criminalizado reiteradamente a defensores de derechos humanos, activistas, ambientalistas, jóvenes y a ex-guerrilleros de las FARC-EP que se desmovilizaron como parte de las negociaciones del Acuerdo de Paz de 2016. De manera similar, también han acusado a los manifestantes del actual Paro Nacional de pertenecer a grupos ajenos a la ley, como mafias narcotraficantes y guerrillas de izquierda, promoviendo y validando así el uso excesivo de la fuerza pública en su contra. Es sorprendente cómo esta estigmatización y criminalización, que también proviene de figuras públicas prominentes, se ha convertido en un llamado a los civiles a tomar las armas contra los manifestantes, dándoles licencia libre para hacer uso de estrategias paramilitares letales con impunidad. El enfoque militarista del gobierno revela su alienación y desprecio por aquellos ciudadanos que legítimamente han tomado las calles. Comprender las protestas en curso en Colombia requiere reconocer que el descontento actual es el resultado de décadas de acumulación de profundas problemáticas sociales no resueltas, de reclamos actuales y pasados (desatendidos durante mucho tiempo mediante el énfasis en el histórico conflicto armado y la represión estatal) que finalmente han estallado. Si bien el gobierno nacional ha brindado algunos espacios de diálogo con ciertos grupos, estos no han tenido éxito. Por un lado, el fuerte rechazo del gobierno a los bloqueos ha dificultado la consecución de consensos, pues ignora los impactos brutales de su respuesta represiva (que considera justificable, proporcionada y no negociable mientras los bloqueos existan), como también la centralidad de los cruciales problemas económicos, sociales y políticos que afligen a un gran sector de la población del país. Por otro lado, la llamada Coalición de la Esperanza y el Comité Nacional del Paro no han logrado articular las diversas demandas de las mayorías sociales que reclaman un espacio para hacerse oír. La negativa del gobierno a reconocer su uso desproporcionado de la represión, junto con la crisis de representatividad política y la evidente falta de espacios reales de diálogo, son las principales razones que no han permitido a los diferentes interlocutores encontrar vías de acción para resolver los principales problemas que mantienen activas las protestas. En la actualidad, la represión policial y otros tipos de violencia institucional se intensifican en todo el país, concretamente debido al innegociable decreto de “Asistencia Militar” del presidente Iván Duque (1). Además, el pueblo colombiano ha planteado sin éxito al gobierno colombiano la legítima demanda de desescalar la violencia estatal contra los manifestantes, cesar la criminalización de las protestas sociales y generar los debates públicos necesarios para abordar las transformaciones sociales, económicas y políticas que el país actualmente considera necesarias. Por todo lo anterior, instamos al Gobierno de Colombia y al presidente Iván Duque a cumplir con las demandas elevadas por gran parte de la sociedad colombiana de cesar la violencia institucional contra manifestantes y civiles en general. Adicionalmente, recomendamos promover y garantizar espacios de diálogo público y concertado con todos los sectores de la sociedad que forman parte de las manifestaciones actuales, particularmente aquellos que no están representados en las pocas reuniones que el Gobierno ha tenido con algunas organizaciones. También instamos al Gobierno y a la sociedad civil colombiana a avanzar en la búsqueda de alternativas a este círculo vicioso de represión y violencia estructural; a idear alternativas que ayuden a transformar la vida cotidiana y a construir nuevas formas de convivencia pacífica, en la misma vía en la que se han producido espontáneamente en estas manifestaciones muchas formas diversas de solidaridad. Finalmente, se deben realizar esfuerzos para posibilitar y garantizar la continuidad de la participación política ciudadana, en su actual llamado de exigencia de respeto por los derechos humanos fundamentales. Estos esfuerzos deben darse tanto a nivel local como nacional, a través de mecanismos transparentes, que incluyan el control ciudadano, y deberá exigirse la visibilidad adecuada y oportuna de dicha participación por los medios de comunicación nacionales e internacionales. Atentamente, Ada Acevedo Alonso, Universidad del Norte de Michigan (Estados Unidos) y Universidad Nacional de Colombia, Colombia Adrian Johnston, Profesor distinguido y catedrático, Departamento de Filosofía, Universidad de Nuevo México, Estados Unidos Agon Hamza, Profesor asistente de Filosofía en el ISSHS, Pristina, Kosovo Aldo Agunin, Licenciado, Argentina Alenka Zupančič, Instituto de Filosofía, Centro de Investigación de la Academia Eslovena de Ciencias y Artes, Liubliana, Eslovenia Alex Taek-Gwang Lee, Universidad Kyung Hee, Corea del Sur Aman Zutshi, Universidad Central de Jammu, India Andy Blunden, Escritor y Filósofo, Australia Anselm Jappe, Filósofo, Alemania Avital Ronell, Universidad de Nueva York, Profesora Jacques Derrida de Medios y Filosofía, European Graduate School; Estados Unidos Camilo Pérez-Bustillo, Instituto para la Geografía de la Paz (Cd. Juárez, Chihuahua, México); Witness at the Border/Testigos en la Frontera (EEUU/México); Tribunal Internacional de Conciencia de los Pueblos en Movimiento (Ciudad de México-Tenochtitlan, México) Carlo Ginzburg, UCLA (Estados Unidos) / Escuela Normal Superior de Pisa (Italia), profesor emérito Carlos Antonio Aguirre Rojas, Historiador, México Carlos Eduardo Maldonado Castañeda, Profesor titular Universidad El Bosque, Colombia Carlos Pérez Soto, Universidad ARCIS, Chile Catherine Malabou, Profesora de Estudios y Lenguas Europeas y de Literatura Comparativa, UC Irvine, Estados Unidos Cecil Winter, Escritora y activista, Francia César Sánchez Avella, Profesor, Departamento de Estudios Culturales, Pontificia Universidad Javeriana, Colombia Chantal Jaquet, Universidad París 1 Panteón-Sorbona, Francia Costas Douzinas, Escuela de Derecho - Birkbeck, Universidad de Londres, Reino Unido Costas Lapavitsas, Escuela de Estudios Orientales y Africanos, Universidad de Londres, Reino Unido Daniel Mesa Betancur, Universidad de Antioquia, Colombia David Higuita Olaya, Universidad Autónoma Latinoamericana, Máster en Derecho Constitucional Universidad de Sevilla (España), Colombia David Parra, Académico, Chile David Pavón Cuéllar, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México Diego Andrés González Cardona, Docente Investigador, PhD. en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México, México Dorothea von Hantelmann, Bard College Berlin, Alemania Drucilla Cornell, Profesora Emérita, Universidad Rutgers, Estados Unidos Edgar Barrero, Director Ejecutivo de la Cátedra Libre Martín Baró, Colombia Eduardo Mendieta, Universidad Estatal de Pensilvania, Estados Unidos Enrique Dussel, profesor emérito de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, México Enzo Traverso, Historiador, Universidad Cornell, Estados Unidos Eric Fassin, Sociólogo, Universidad de Paris 8, Francia Erica Burman, Profesora de Educación, Instituto de Educación de Manchester, Escuela de Medio Ambiente, Educación y Desarrollo, Universidad de Manchester, Reino Unido Étienne Balibar, Catedrático de Filosofía Moderna Europea, Universidad Kingston Londres, Reino Unido Etienne Turpin, Filósofo, Anexact office (Alemania) Francisco Cortés Rodas, Universidad de Antioquia, Colombia François Dosse, Profesor emérito, Universidad Paris 12, Francia Frank Ruda, Universidad de Dundee (Reino Unido) Fredric Jameson, Universidad Duke (Estados Unidos) Gabriel Salazar Vergara, Universidad de Chile Gayatri Spivak, Universidad Columbia (Estados Unidos) Geoff P. N. Bradley, Universidad Teikyo, Japón George Ciccariello-Maher, Vassar College (Estados Unidos) Gerardo Ávalos-Tenorio, Universidad Autónoma Metropolitana, México Gina Paola Barón González, Licenciada y Magister en Filosofía, Colombia Giovanni Levi, Profesor emérito de Historia Moderna, Universidad Ca’ Foscari de Venecia (Italia) Göran Therborn, Profesor emérito, Universidad de Cambridge, Reino Unido Guillaume Sibertin-Blanc, Universidad Paris 8 (Francia) Harold A. Ortíz Calero, Universidad Libre de Colombia, Seccional Cali Heather Davis, Eugene Lang College, The New School, Estados Unidos Henry Giroux, Crítico cultural Ian Parker, Profesor emérito de Administración, Universidad de Leicester, Reino Unido Ivonne Suárez Pinzón, Universidad Industrial de Santander, Colombia Jaime Torres Buelvas, Profesor, Facultad de Derecho, Universidad Cooperativa de Colombia Jairo Gallo Acosta, Psicoanalista, Profesor a Tiempo Completo, Universidad Cooperativa de Colombia Jairo Rodríguez, Pontificia Universidad Javeriana Jan De Vos, Escuela de Ciencias Sociales, Universidad de Cardiff, Reino Unido Jason Read, Universidad del Sur de Maine, Estados Unidos Jason W. Moore, Universidad Binghamton, Estados Unidos Jodi Dean, Hobart and William Smith Colleges, Estados Unidos John D. Hernández Rey, Licenciado en Humanidades - CECAR, Especialista en Investigación e Innovación Educativa - CECAR Jorge Alemán, Escritor y Psicoanalista José Fernando Patiño Torres, Profesor e investigador de la Facultad de Psicología - Universidad Federal de Tocantins, Brasil José Miguel Pereira, Asociación Colombiana de Investigadores en Comunicación – ACICOM, Colombia Juan Esteban Villegas Restrepo, Profesor Investigador de Literatura Judith Butler, University of California, Berkeley, Estados Unidos Julián Camilo Riaño Moreno, Médico - Universidad El Bosque y Universidad Cooperativa de Colombia Julián Casanova, Departamento de Historia, Universidad de Zaragoza, España Kojin Karatani, Filósofo, Japón Laurent de Sutter, Universidad Libre de Bruselas, Bélgica Lorenzo Chiesa, Filósofo Luis Eslava, Escuela de Leyes de Kent, Universidad de Kent, Reino Unido Manuel Preciado, PhD (c) Filosofía, Universidad de los Andes, Colombia Marcello Musto, Profesor de Sociología, Universidad de York, Canadá María del Rosario Acosta López, Profesora del Departamento de Estudios Hispánicos, Universidad of California, Riverside, Estados Unidos Mark Coeckelbergh, Universidad de Viena, Austria Martin E. Jay, Universidad de California Berkeley, Estados Unidos Matthieu de Nanteuil, Profesor de Sociología, Universidad Católica de Lovaina, Bélgica Michael Hardt, Filósofo, Estados Unidos Michael Löwy, Director de investigaciones emérito, CNRS, París (Francia) Mike Davis, Universidad de California Riverside, Estados Unidos Miran Božovič, Universidad de Liubliana, Eslovenia Mladen Dolar, Universidad of Liubliana, Eslovenia Mónica Muñoz Gallego, Doctora en Ciencias Sociales, Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Argentina Nancy Fraser, The New School for Social Research, Estados Unidos Nick Srnicek, King's College London, Reino Unido Noam Chomsky, Profesor (emérito) del MIT, Profesor laureado de la Universidad de Arizona, Estados Unidos Óscar Barroso Fernández, Profesor titular de Filosofía, Universidad de Granada, España Óscar Carpintero, Universidad de Valladolid, España Óscar Guardiola-Rivera, Profesor de Filosofía política y Derechos Humanos, Birkbeck College, Universidad de Londres, Miembro de la RSA, Reino Unido Oxana Timofeeva, Sc.D., Profesora en la European University en San Petersburgo, Rusia Pablo "Manolo" Rodríguez, Universidad de Buenos Aires, Argentina Paola Gandolfi, Universidad de Bergamo (Italia) Peter Burke, Emmanuel College Cambridge, Reino Unido Peter Hallward, Profesor de Filosofía, Universidad de Kingston, Reino Unido Peter McLaren, Chapman University, Estados Unidos Pierre Dardot, Filósofo, Francia Renán Vega Cantor, Profesor Universidad Pedagógica Nacional (Bogotá), Colombia Ricardo Espinoza Lolas, Catedrático de Historia de la Filosofía Contemporánea, Instituto de Filosofía, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile Robert Pfaller, Filósofo Rogelio Acevedo Oquendo, Filósofo Universidad Nacional de Colombia, Mg. En Filosofía Latinoamericana Roger Bartra Murià, Sociólogo y Antropólogo, México Samo Tomšič, Filósofo, Eslovenia Sandino Nuñez, Filósofo, Uruguay Santiago Patarroyo Rengifo, Filósofo, Profesor Universitario, Colombia Santiago Zabala, Profesor investigador del ICREA, Universidad Pompeu Fabra, España Sara Mazuera, maestrante en Antropología Social, FLACSO - Argentina, Colombia Saskia Sassen, Universidad de Columbia, Nueva York, Estados Unidos Sebastián Hincapié Rojas, Universidad de Antioquia, Colombia Sergio Andrés Rueda, Traductor, Colombia Shlomo Sand, Departamento de Historia, Universidad de Tel Aviv (Israel) Silvia Federici, Filósofa, Italia/Estados Unidos Slavoj Žižek, Filósofo, Eslovenia Soledad Platero Puig, Periodista y Crítica Literaria, Uruguay Susan Buck-Morss, Profesora de Ciencia Política, CUNY Graduate Center, Estados Unidos Tariq Ali, Escritor (Reino Unido) Tulio Elí Chinchilla Herera, Profesor titular de Derecho Constitucional, Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Universidad de Antioquia, Colombia Vanessa Donneys Valencia, Psicóloga - Universidad del Valle, Máster en Intervención en Discapacidad y Dependencia - Universidade da Coruña (España), Colombia Vladimir Safatle, Universidad de São Paulo, Brasil Yannis Stavrakakis, Teórico Político (Grecia/Reino Unido) Yuli Angélica Pinzón Rico, Universidad Nacional de Colombia (1) El Decreto 575 del 28 de mayo de 2021, cuyo objetivo era restablecer el orden público en el Valle del Cauca y otros 7 departamentos de Colombia, a través del uso de la Fuerza Pública. Este decreto ya ha sido catalogado por numerosos expertos como inconstitucional. Adicionalmente, el gobierno llevó a cabo una modificación al Decreto 003/2021, el cual había surgido como respuesta a la sentencia STC-7641-2020 del 22 de septiembre de 2020, en la cual la Corte Suprema de Justicia ordenaba al Gobierno garantizar el derecho a la protesta social y ofrecer disculpas por los abusos del ESMAD. A su vez, dicha sentencia surgió como respuesta a una acción de tutela instaurada por organizaciones y apoderados de las víctimas de la violencia policial en el Paro Nacional de 2019. La modificación realizada recientemente al Decreto 003/2021 establece que cualquier tipo de bloqueo a vías o infraestructura, de manera temporal o permanente, no constituye una forma legítima de manifestación pacífica, limitando así el derecho a la protesta social, criminalizando dichas formas, y avalando el uso de la Fuerza Pública para disolverlas. Las recientes modificaciones al Decreto 003/2021 parecen legitimar, afianzar y justificar al Decreto 575/2021, de tal manera que la militarización de todo el país termina fundamentándose de manera explícita en el presunto carácter ilegal e ilegítimo de las formas de protesta social surgidas desde el Paro Nacional de 2019, y se convierte, irónicamente, en la legitimación de los ya habituales excesos de violencia estatal, y una profundización de la limitación del derecho a la protesta social. |