¿No es acaso inmoral que una procesada por corrupción nos gobierne, a costa de mantener el modelo económico neoliberal?
Por Payo Pauch
19 de mayo, 2021.- Conocer y recordar el pasado es la única manera de entender el presente y de intuir el futuro, y no convertirnos en “una nación de borregos que merece un gobierno de lobos”. No podemos olvidar la corrupción nauseabunda que heredamos del gobierno de Alberto Fujimori, quien carga la vergüenza de ser considerado por la opinión pública internacional, como el Presidente más corrupto en la historia del Perú y uno de los siete mandatarios más corruptos a nivel mundial.
Es inadmisible y espurio que su heredera Keiko Fujimori aspire sentarse en el sillón presidencial, teniendo un proceso penal en curso por lavado de activos (blanqueo de capitales con falsos aportantes por más de 12 millones de dólares en las campañas electorales del 2011 y 2016), por organización criminal y obstrucción a la justicia, por lo que la Fiscalía de la Nación a pedido 30 años de cárcel, lo cual quedaría a fojas cero si la “Sra. K.” gana la segunda vuelta, logrando así su impunidad por vía electoral.
¿No es acaso inmoral que una procesada por corrupción nos gobierne, a costa de mantener el modelo económico neoliberal?
Los peruanos con memoria reflexiva, no podemos olvidar ni permitir el regreso del clan fujimontesinista, ya en el poder, no lo duden, la lacra de la corrupción infestará aún más, todos los niveles institucionales políticos, económicos y sociales, con el copamiento y desestabilización de nuestra frágil institucionalidad a favor de la clase dominante.
La segunda vuelta electoral, encuentra un país polarizado, una coalición de las derechas contra las izquierdas, donde los grupos de poder claman por el statu quo, la defensa del capitalismo salvaje, la misma Constitución, el consumismo desenfrenado, la explotación y remate de nuestros recursos naturales, más riqueza para los ricos a costa de los pobres.
Atrincherada en su ideología de derecha, con un lastre político difícil de resarcir, Keiko Fujimori y los grupos de poder no escatiman apelar a una campaña de mendacidades, intolerancia, miedo, odio, racismo, que raya con la estupidez y la ignorancia.
Nuestra dignidad y moral como país está en juego, que la ira y el miedo no nos idiotice o paralice nuestras conciencias, que tu voto no sea de decepción, sino de decisión por un cambio de la Constitución del país.
Ante la corrupción que es una certeza, tu voto será por la vergüenza, ante la duda, será por la esperanza.