
En plena campaña electoral, Donald Trump anuncia la “inminente” distribución de una vacuna contra la Covid en su país. Imitando las modalidades y la precipitación del presidente ruso Vladimir Putin, Trump busca capitalizar políticamente la lucha contra el coronavirus.
Por José Díaz
Servindi, 24 de agosto, 2020.- Hace unos días el presidente de Rusia, Vladimir Putin hizo un anuncio que entusiasmó y confundió a la población a nivel mundial al anunciar el supuesto éxito e inicio de distribución de una vacuna contra la COVID-19, conocida como coronavirus, que recién estaba ingresando a la tercera fase de testeo con humanos.
El precipitado anuncio del líder ruso generó la respuesta negativa de la comunidad científica a nivel internacional, pero su rival político norteamericano, Donald Trump parece seguir los pasos al haber anunciado desde Washington que los Estados Unidos se encuentra “muy cerca” de aprobar una vacuna contra el coronavirus.
La declaración de Donald Trump fue un poco más lejos que la de Vladimir Putin al señalar que para una de las seis vacunas candidatas que aún se encuentran en plena tercera fase, ya existe disponibilidad de 100 millones de dosis, listas para ser distribuidas en su país por el ejército norteamericano.
La velocidad con que se lance y distribuya una vacuna contra el coronavirus, sin importan demasiado los procedimientos científicos que confirmen su efectividad, se ha convertido en uno de los principales ejes de la denominada “guerra fría comercial” en la que actualmente compiten Estados Unidos, Rusia y China.
Aprovechamiento electoral
Sin embargo, pese a los anuncios presuntamente optimistas de Donald Trump, el político ultraderechista no ha dejado de aprovechar el contexto de la pandemia para capitalizarlo políticamente. En medio de la búsqueda de su reelección, el mandatario norteamericano ha acusado a la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) de retrasar intencionalmente la aprobación de una vacuna.
El claro objetivo político de Donald Trump es conseguir aprobar y distribuir una vacuna para antes del 3 de noviembre, fecha de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, donde competirá con el candidato demócrata Joe Biden.
Donald Trump no solo ha acusado a la FDA de jugar con vida de miles de estadounidenses al no aprobar aún alguna de las vacunas que vienen siendo testeadas, sino que ha creado el discurso conspiracionista de un “estado profundo” dentro de la burocracia norteamericana que estaría buscando boicotear su administración.
El objetivo político de Donald Trump de rentabilizar electoralmente una posible distribución de vacunas, se suma a sus políticas internacionales en las que parece haber entrado en competencia con el líder ruso Vladimir Putin.
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