
Un análisis sobre el spot publicitario de Saga Falabella que pone en evidencia no solo las aspiraciones raciales clásicas en la publicidad peruana, sino además enfatiza en el menosprecio ontológico sobre la población afrodescendiente.
Por José Díaz*
Servindi, 8 de setiembre, 2018.- Esta semana un nuevo escándalo racial se hizo eco en la publicidad peruana.
Se trata de un spot publicitario de colchones promovido por Saga Falabella, en donde se ve interactuar a dos jóvenes mujeres sobre una cama.
El video, de 46 segundos, no solo reincide en el paradigma de aspiración racial que ha caracterizado siempre a esta compañía, sino que hace hincapié en algo más: la subestimación ontológica hacia las poblaciones afrodescendientes.
En las primeras dos tomas de este video se presenta hablándole a la audiencia una mujer blanca que hace énfasis en su reciente mudanza con una mujer llamada Valeria de piel negra.
Esta última muchacha hace su ingreso a la escena saltando amigablemente a la cama de la mujer blanca quien intenta calmarla y hasta limpia la superficie.
El mensaje es claro: los blancos civilizan a los irreflexivos y enérgicos negros.
Inmediatamente después la protagonista del video enfatiza en su obsesión con la limpieza y su rechazo contra los olores.
“Y este es uno de mis secretos, pero no se lo digan a Valeria”, dice en un tono cómplice la mujer de rasgos caucásicos.
En otras palabras, el spot propone a la gente de rasgos afro una condición biológica negativa como apestar.
Solos estos dos primeros mensajes, que hacen hincapié en una supuesta diferencia racial y conductual, hacen de este spot publicitario uno de los más medievales de los últimos años. Sin embargo, existe un detalle que llama aún más mi atención.
Dominio enunciativo
A lo largo de los 46 segundos del spot no se escucha ni una sola palabra de Valeria.
Ella, quien es la matriz a partir de la cual nacen las ansiedades de limpieza por parte de la mujer blanca, no tendrá derecho a la palabra y con ello a la autodefinición.
La ausencia de palabras por parte de Valeria, una mujer negra cuya conducta y cuyos rasgos orgánicos son juzgados por su compañera blanca, reflejan una vieja episteme colonial.
Los blancos definiendo a los “otros”, recuerdan a las viejas civilizaciones caucásicas definiendo ontológicamente a las poblaciones periféricas llamándolos negros, indios, bárbaros, etc.
Lo que hace especialmente escandaloso a este spot publicitario no es la vieja aspiración racial blanca que proponen la mayoría de los comerciales en el Perú. No es tampoco el invisibilizar a la mayoría racial peruana (mestiza).
Lo que convierte en un escándalo el video producido por Circus Grey es la propuesta peyorativa de devaluación ontológica que proyectan hacia los afrodescendientes, algo que en otros países tendría consecuencias legales.
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*Periodista y doctorando de estudios culturales.
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— Servindi (@Servindi) 8 de septiembre de 2018