
El escritor Danilo Sánchez Lihón nos comparte reflexiones y comentarios sobre el primer cronista indígena del Perú, el célebre Guaman Poma, inspirado en el Día del Aborigen Americano, que se celebra el 19 de abril de cada año, según la recomendación surgida en el Primer Congreso Indigenista Interamericano realizado ese mismo día en 1940, en Pátzcuaro, estado de Michoacán, México.
Su nombre es águila y es puma
Por Danilo Sánchez Lihón
1. Personaje fabuloso
Fue el primer recolector de nuestras tradiciones orales, el primer folclorólogo y documentalista en el Perú; precursor de muchas corrientes de pensamiento para el Perú actual.
En todo sitio –a veces a la luz de la luna– iba escribiendo sobre algo a lo cual nadie le hubiera dado valor, como era lo que se hablaba y decía. Fue primero un maravilloso lector oral, que no tenía casa y dormía en los zaguanes de donde era arrojado, porque su presencia y su modo de ser resultaban impertinentes.
Con el tiempo su genio y su lenguaje devinieron en ser virulentos, constantemente procaces. Y quien tuvo diversas denuncias como un indio “de mala inclinación”. Se conoce que quitó mujer y le quitaron también su mujer. Que era jaranero y andaba y bailaba hasta el amanecer. ¿Acaso, muchos seres del presente no se sentirán identificados con este personaje fabuloso?
Y es que nada más chocante para aquella época que un indio orgulloso. Además, que tenía mucho de verbo y mucho de razonable en su decir. A él no se le había pasmado ni la mirada ni la boca. Porque se tiene el estereotipo de ubicar al indio sumiso, lacayo y servil.
2. Indio levantisco
De allí ¡qué sublevación debe haber causado entonces la imagen de un indio atrevido, vigoroso y desenfadado! Con lengua fácil para aducir, replicar, debatir. Presto a la denuncia y al desacato. Dispuesto a señalar entuertos y esclarecer malas acciones.
Un indio así debe haber sido inaguantable, juzgado desde su condición ¡de indio! Estas libertades hasta se podían permitir en cualquier otra raza o clase social, pero no en un indígena de la colonia más despiadada, cruel y aberrante del planeta Tierra.
Guamán Poma fue un indio perennemente sublevado, pese a que se declara vasallo del rey y cristiano fervoroso. En el fondo se pone las investiduras del rito occidental para bufar, bramar y espumar su rebeldía; y para despotricar enfatizando sus condenas.
Se atilda para lanzar su grito herido en nombre incluso de los supuestos valores occidentales. Lo encerraron varias veces en la cárcel, porque no era un indio sumiso sino arrogante. Tenía una fascinación por sí mismo. Se dibuja armonioso, joven, seductor. Y consignaba por escrito ser príncipe.
De su obra le decía al Rey en su grueso legajo: "Escrivillo es llorar", por el enorme sufrimiento a favor de su gente y por los males en contra de ellos que en su libro se cuentan.
3. Qué extraños laberintos
Fue el primer "gestor de información", pero de aquel conocimiento para cambiar el mundo urgentemente y redimir la vida y la realidad lacerante. Y, sobre todo, la condición del indio. Fue recogedor del conocimiento y del saber que nos interesa estar al tanto, porque está hecho para tomar decisiones de vida o muerte; de aquel que representa al hombre, saber que nos dice de la realidad, saber que subleva y postula una esperanza; es decir saber estratégico.
Sin embargo, su libro “Nueva Corónida o buen gobierno” no llegó a su destinatario. Fue vendida al peso en una carnicería de Lima, cuando su autor ya mendigaba y se había decepcionado del último intento que hizo de remitir su obra al Rey. Y que, como hemos dicho, fue descubierta en Europa en 1908, se presentó un informe acerca de su existencia en 1912 y recién fue publicada el año 1937. Está no solo dedicada sino escrita y dirigida al Rey de España.
Solo que llegó a su destinatario 360 años después, cuando el Rey Juan Carlos de Borbón, visitó en el año 1972 la capital imperial del Cuzco, acompañado de su esposa, la Reina Sofía. Fue en esa circunstancia en la cual el alcalde de la ciudad, don Daniel Estrada, le entregó un ejemplar editado de aquella obra. ¡Qué estruendos en el cielo! ¡Qué estragos en las almas de tantos hombres y mujeres muertos por abuso y exterminio! ¡Y qué extraños laberintos siguen los pasos de los seres, los asuntos y las cosas en este reino estremecido!
4. El marginado de siempre
Guamán Poma quien recogió datos y vivencias empapados en lágrimas, en sudor y llanto del pueblo que amó, y por el cual se hizo mísero, dejó plasmada en esta obra grandiosa y estremecedora, la vida y el dolor de su pueblo. Sin embargo, por el hecho de ser indio, ni en vida ni tampoco después de muerto, es tomado en cuenta en el repertorio de personajes importantes del Perú.
Sigue siendo un marginado. No hay una sola calle que lleve su nombre, ni menos una plaza consagrada a su memoria. Ni un solo sitio, ni un monumento, ni cualquier cosa que resalte su proeza en cualquier ciudad importante de nuestro país. No figura ni siquiera entre los retratos de hombres que se los erigen como aquellos que culturalmente han ayudado a construir el Perú. Y que se presenta en la galería de forjadores de la nacionalidad peruana.
No está entre quienes lucen en la galería de retratos en el salón principal de la Biblioteca Nacional del Perú. Al contrario, aún se lo persigue para destruirlo, como a Túpac Amaru. Se trata de hacerlo desaparecer. Así tenemos que, en el último congreso de historiadores realizado en la Pontificia Universidad Católica del Perú, se consintió que se presentara una ponencia a cargo de la italiana Laura Laurencich, en la cual se niega que haya existido.
En ella se postula incluso que nunca existió como persona, atribuyéndole su "Nueva Corónida..." al sacerdote chachapoyano Blas Valera. ¡Como si el sufrimiento, el dolor y la esperanza, por no referirnos a la lucha feroz con el lenguaje, pudieran simularse!
5. Arma de lucha
Cabe imaginar a Guamán Poma, cuando todo en la escritura se le encrespa y solivianta, cuando nada ya le obedece, recurrir al entresueño y a sus imágenes de delirio, esbozadas para entreoír, ya con la pluma detenida, lo que hay de apuesta, de supuesto y de no dicho. Y de obstinada esperanza. A lo que hay de devoción, de coraje y utopía entre las líneas y ringleras de letras uniformes y decisivas. Cabe oír en ese entresueño las voces y desentrañar los sones de los campanarios y avizorar el fulgor de las cúpulas de las torres de las ciudades despiertas o dormidas que él oyera y viera. Cabe recurrir a la oralidad que sobrevive entre las piedras para oírlo apostrofar, maldecir, gemir. Y retorcerse de dolor.
¿Podremos escucharlo? Porque en escritores representativos de un pueblo, como es él, cabe leerlo en lo no dicho, en los códigos que no han quedado registrados ni cifrados, pero que aletea en el aire impalpable al menos de su topografía. Y allí, telúricamente es posible escucharlos. Porque la literatura y su función en la realidad se da en el sentido de la relación que una obra tiene con nuestra identidad, que es lo mismo a decir: que equivale y tiene correspondencia con nuestro destino como individuos y como comunidad.
En Guamán Poma hay esa honda correspondencia, como lo hay en otros apus: César Vallejo, José Carlos Mariátegui y José María Arguedas. Encontramos en ellos la equivalencia del acto de escribir junto y paralelo al de dolerse y sufrir para que a partir de ello construyamos un mundo más auténtico y mejor. Y de anhelar el bien y luchar por la humanidad. Y, mientras el dolor permanece y hasta se expande, utilizar la pluma como un arma de lucha, de redención e inclaudicable esperanza.
6. Raíces en la heredad
Por eso, aquellos autores citados son los paradigmas de escritores, porque en ellos como en ningunos otros, está latente y palpable el drama de nuestra identidad. Constituyen los modelos de escritores a seguir, no para el éxito personal, ni para vender, ni para ganar premios, ya que se cree ahora equivocadamente que eso es lo que cabe esperar de un escritor, una suerte de ser y parecerse a un mono de feria colocado por nosotros mismos en una vitrina.
Guamán Poma asume el escribir para defender, amparar y proteger; cumpliendo una alta misión social, vigilante y redentora. Él constituye un paradigma de las letras ariscas, rebeldes y conturbadas consigo mismas, urgido de escribir por el dolor en el que se desangra su pueblo.
Es un creyente en la función social y en la moral transformadora de la palabra escrita a partir de lo cual se derivan decisiones trascendentales. Eso lo salva y lo vuelve un referente en la historia humana. Lo delinea como el indio sensible, dolido y ofendido que supo comprender esta dimensión de la palabra escrita y consagrarse a ello con fervor descomedido. Indio además de gran coraje que intuyó aquel poder mágico y revelador, por saber amar lo nuestro y hundir las raíces en la heredad querida.
Por alentar nuestra identidad y escribir aquella obra desmesurada, que al decir de Raúl Porras Barrenechea es una “Monstruosa miscelánea”, autor hispanista, don Raúl, que no supo comprender lo indígena, y que no solo se burla de él, sino que hace escarnio de su persona y hasta lo calumnia. Pero, peores improperios Guamán Poma escuchó en su vida arriesgada y, eso sí, plena de excesos y desmesura.
7. Un alegato moral
Pero a estas alturas sería mezquino no reconocer que su obra es un monumental legado a nuestra nacionalidad, a la reconstrucción de nuestra historia, a la formación de pertenencia e identidad en nuestro suelo y heredad, personal y colectivamente. Porque la suya es la voz de quien veía que era un imperativo moral sacudir la conciencia del gobernante, de quien veía que de aquel dependía la solución a los males que afligen a la gente, y a él se dirigía en una actitud candorosa que no resta mérito a su descomunal aventura vital, y que al final es a nuestra sensibilidad y conciencia de quienes son ciudadanos de esta patria estremecida en donde sus palabras ahora repercuten.
Es la voz, la palabra y la letra que hasta ahora sangra y que clama por las condiciones de vida que sufren los indios en minas, obrajes y haciendas, y que nos llena de coraje y esperanza. Es la voz de un escritor que quiso y quiere cumplir la misión de aliviar el sufrimiento de la gente; es la escritura del cronista de una época que eleva en la picota de sus letras, sus sentimientos y su conciencia histórica, y con él la nuestra.
Es la voz de compromiso con el pueblo, con lo popular, con lo humilde, lo pobre, lo sencillo y mísero. De adhesión al hombre que sufre y a ese vibrar con lo telúrico. Que nos enseña a solidarizarnos y a comprometer nuestra vida con los más caros ideales humanos, aunque ello devenga, ayer u hoy, en tormentosa, angustiada e infausta epopeya. Y a eso llamo humildemente escribir para querernos y amarnos mejor. Todo eso es y representa Guamán Poma, cuyo nombre significa: águila y puma.
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Fuente: http://nalochiquian.blogspot.pe/2018/04/19-de-abril-dia-del-aborigen-americano.html