
Una tormenta de arena proveniente de Mongolia elevó los índices de contaminación en Pekín. Se trata de un fenómeno natural que ha generado una inmensa nube de arena y partículas contaminantes que deterioran la calidad del aire en la capital china. ¿Podrá el gigante asiático revertir esta situación con políticas ambientales?
Por José Díaz
Servindi, 28 de marzo, 2018.- Para nadie es un secreto que China es uno de los países que mayores problemas viene afrontando en los últimos años en materia de contaminación. Décadas de desarrollo industrial sin el cumplimiento de estándares ambientales mínimos ha llevado al gigante asiático a vivir verdaderas crisis en sus principales ciudades.
Sin embargo, lo que viene ocurriendo en las últimas horas en Pekín es un evento sin precedentes. Resulta que una desproporcional tormenta de arena proveniente desde Mongolia se ha asentado sobre la capital china generando una inmensa nube de polvo y contaminación que ha elevado a un récord histórico los índices de polución en el aire.
Según el servicio meteorológico de Pekín se ha logrado a alcanzar una concentración de partículas PM10 de hasta 1 988 microgramos por metro cúbico. La contaminación del aire ha alcanzado tal nivel que la visibilidad se tornó complicada, obligando a las autoridades al cierre de escuelas en algunas áreas.
Las alarmas de contaminación fueron puestas en marchas por las autoridades chinas que, de esta manera, buscar advertir a la población para que se exponga lo menos posible al exterior contaminado.
Reforestar la tormenta
Las tormentas de arena no son un problema inusual en esta zona de Asia, sobre todo en esta época del año cuando la primavera se asoma en el hemisferio norte. No obstante, el Gobierno de China viene ejecutando -aún en proceso- un plan para mitigar este tipo de fenómenos naturales que es la reforestación de las áreas por donde atraviesa la tormenta.
Sin embargo, en China son conscientes de que a esta medida se le debe sumar una política decidida y eficaz de reducción de emisiones. Según anunció esta semana el gobierno del país asiático la meta de reducción de emisiones impuesta en 2011 de cara al 2020 ya ha sido alcanzada. Habrá que esperar por los datos que confirmen este anuncio.
Lo cierto es que China, uno de los países con mayores emisiones de gas contaminante en el mundo, debe al mismo tiempo ser uno de los más comprometidos con las metas de reducción impuestas por la mayoría de países del mundo a través del Acuerdo de París. Sin duda alguna, el compromiso chino será importante para alcanzar los objetivos globales en la lucha contra el cambio climático.
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— Servindi (@Servindi) 27 de marzo de 2018