
Manifestación en Imbituba. Foto: CIMI
"¿Qué encrucijada histórica permitió que Vitor fuese el bebé elegido por el asesino, independientemente de su cordura o locura, y no mi hijo o el suyo?", se pregunta una periodista que analizó el caso.
Servindi, 8 de enero, 2016.- Cientos de indígenas salieron a las calles de Imbituba, en el estado de Santa Catarina, sur de Brasil, para pedir justicia por Vitor Pinto, menor de dos años asesinado por un desconocido el 30 de diciembre, en la estación de buses de la ciudad.
El trágico hecho ocurrió cuando el menor se encontraba en brazos de su madre, quien vendía artesanías en dicha estación. El desconocido le asestó un navajazo en el cuello al infante de apenas dos años, del pueblo indígena Kaingang.
Pese a que lo sucedido no tuvo gran cobertura en medios nacionales, esto no evitó que la indignación se propague rápidamente en algunos sectores, claro está, todos ellos lejanos a los estamentos gubernamentales.
La protesta tuvo lugar el miércoles en Imbituba y Chapecó, la urbe más próxima a la aldea de Condá, lugar donde reside la familia del menor.
La madre declaró que el asesino se acercó, le hizo un gesto a Vitor, después le clavó un estilete en el cuello y se dio a la fuga. El mismo día del crimen la policía arrestó a un hombre, que sigue detenido, aunque la madre no lo ha reconocido como el autor del delito.
Los manifestantes llevaban pañuelos rojos al cuello como símbolo de la sangre que perdió el niño antes de morir. Mostraron pancartas en las que denunciaron que el crimen estuvo motivado por "prejuicios" hacia los pueblos nativos.
El diario El País de España publicó un artículo de la escritora, periodista y documentalista Eliane Brum, quien tuvo duras críticas hacia el trato que se le da a los indígenas en Brasil.
"¿Quién armó a esa mano? ¿Qué encrucijada histórica permitió que Vitor fuese el bebé elegido por el asesino, independientemente de su cordura o locura, y no mi hijo o el suyo?", son algunas de las preguntas que se hace la autora.
Recientemente, otra persona habría sido detenida. En un comunicado, el Consejo Indigenista Misionero (CIMI) manifestó su preocupación por el clima de intolerancia que se está propagando, en la región sur del país, en contra los pueblos indígenas.
Se trata de "un racismo -a veces velado, a veces explícito- que se difunde a través de los medios de comunicación masivos y las redes sociales”, sentenció.