La congresista cusqueña Maria Sumire, del Partido Nacionalista-Unión por el Perú, que fue obligada a juramentar el cargo hasta tres veces por hacerlo en su idioma materno, el quechua, en lugar del español, dijo que el hecho es una agresión a su condición de quechua y una manifestación del profundo desencuentro entre el Perú oficial y el Perú de verdad.
Los medios de comunicación locales criticaron también la ceremonia de juramentación de los nuevos integrantes del Congreso celebrada ayer, por considerar que el presidente de las Juntas Preparatorias, Carlos Torres Caro, tuvo un gesto racista al pretender obligar a la congresista Maria Sumire, a que jure en español.
Al ser llamada para prestar su juramento, Sumire, una dirigente indígena y miembro de la Iglesia Metodista, pronunció su parlamento en quechua, siendo interrumpida por Torres Caro que calificó de no válido el juramento.
En medio de una evidente desorganización, y ya ante la presencia de un traductor, Sumire fue instada a formular nuevamente su juramento, lo que volvió a hacer en quechua, ante la evidente mortificación del presidente de la Junta Preparatoria del Congreso.
Sumire tuvo que jurar dos veces, pero Torres Caro invalidó ambas, aduciendo que la congresista había jurado ante el traductor y que hizo referencia a razones no permitidas en el reglamento, por lo que la congresista tuvo que prestar juramento por tercera vez al final de la ceremonia.
María Sumire declaró que los miembros de la Junta Preparatoria, los congresistas Martha Hildebrandt y Torres Caro, le exigían que jure en español, pero, indicó no me dejé avasallar y reivindiqué mi derecho a hacerlo en quechua, como corresponde al Perú, un país multiétnico y pluricultural.
Sostuvo que su juramento siguió costumbres indígenas ancestrales, distintas a un juramento clásico. Al momento de hacerlo, la congresista levantó sus manos y pronunció un mensaje en quechua, invocando las gestas de Túpac Amaru y Micaela Bastidas, dos mártires de las luchas andinas contra la corona española y el inca Pachacútec, uno de los más grandes estrategas del imperio incaico.
Citó asimismo en su acto de compromiso, a su padre, Eduardo Sumire, luchador del movimiento obrero y campesino del Cusco, que fue el primer secretario de la Confederación Campesina del Perú (CCP) de esa región.
La congresista había solicitado previamente a las Juntas Preparatorias, junto a otra parlamentaria cuya lengua materna es el quechua, que les permita prestar juramente de acuerdo a sus creencias e idioma, con el auxilio de un traductor, de acuerdo a los derechos establecidos en la Constitución peruana.
Finalmente reafirmó su fe cristiana evangélica. Sumire es una laica de la Iglesia Metodista del Cusco, asesora legal de la Federación de Campesinos del Cusco y una de las 1000 mujeres que fueron propuestas al Premio Nobel de la Paz 2005.
Esta fue la primera vez que las Juntas Preparatorias se premunieron de un reglamento específico sobre el procedimiento de la juramentación de congresistas. Según algunos observadores, se usó este mecanismo para evitar alusiones referidas al transfuguismo de su presidente, el congresista Torres Caro, que tras ser elegido por Unión por el Perú, renunció a esa bancada pocos días después de la segunda vuelta electoral.
Fuente: Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (ALC)
Una iniciativa del Consejo Latinoamericano de Iglesias, Luteranos Unidos en Comunicación, la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana-América Latina, el Consejo de Iglesias Evangélicas Metodistas de América Latina y el Caribe y AIPRAL - Alianza de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Latina.