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Colombia: "Ahora sà a todos nos duele que asesinen indígenas"

Por Armando Sánchez

"Cuando los abusos y crueldades son cometidos por el enemigo, en el caso más reciente los indígenas Awa, todos al unísono condenamos los hechos de violencia y reclamamos eufóricamente su respeto y protección. Eso contrasta con la indiferencia que mostró el grueso de la llamada sociedad civil con ocasión de los recientes asesinatos de los indígenas en la sierra Nevada y con los atropellos y asesinatos de los indígenas del Cauca durante y posterior a su minga, para mencionar solo dos casos."

Lo paradójico es que esa euforia, cuando se da, no va mas allá de las consabidas condenas verbales; y por parte del gobierno, de las denuncias ante la comunidad nacional e internacional, en muchos casos sin siquiera confirmar previamente el alcance y autores de la tragedia.

En este cruel episodio por ejemplo, es inconcebible que ningún organismo judicial o agencia gubernamental haya destinado todos los recursos y esfuerzos para llegar al sitio de los hechos e iniciar las investigaciones pertinentes. Como es posible que aparte del escueto comunicado de las FARC, y luego de mas de una semana de ocurridos los hechos, aun no haya un comunicado oficial sobre cuantos son realmente los indígenas asesinados y cuantos los secuestrados.

Tal parece que entre mas vaga y confusa la información, o mas remoto el sitio del crimen, mas margen de maniobra hay para las especulaciones. Así las cosas, lo único que hay para confrontar el informe de las FARC son las informaciones suministradas por la ONIC obtenidas de un supuesto indígena que escapo de la encerrona de las FARC. ¡¡Qué absurdo!!

Pero claro, para el gobierno de Uribe, aprovechado ya el efecto mediático de explotar un crimen perpetrado por el enemigo a través de la recurrente denuncia pública, que prioridad puede tener ya el envío de funcionarios judiciales al sitio a esclarecer los hechos. La disculpa, que es a su vez una vergüenza, es que dada la ubicación remota del resguardo y las faltas de vías de comunicación, el desplazamiento de los organismos de investigación requiere de varios días.

Será que tragedias como estas no iluminan la mente y el cuerpo en llamas del presidente Uribe y le hacen caer en cuenta que la protección de todos los colombianos, incluidos los indígenas, es la mayor prioridad de un gobierno democrático? Y que en el caso de comunidades indígenas como los Awa que habitan zonas remotas del país, esa seguridad y protección están ligadas a que tengan unas mínimas condiciones de educación, salud, sustento, así como una adecuada infraestructura de acceso a sus territorios precisamente para atender eficientemente emergencias como esta?.

Queda claro una vez más que bajo la seguridad democrática las únicas opciones que tenemos los colombianos de ser protegidos por parte del estado son: ser parte del gobierno o de las elites políticas y económicas que manejan el país; continuar siendo un ciudadano del montón pero no cuestionar las políticas del gobierno (menos reclamar justicia social), por el contrario aplaudir todo cuanto diga y haga el presidente; o bien, hacer parte de la red de informantes en su guerra contra la guerrilla.

Esta ultima opción es la que debería ser objeto de un absoluto rechazo pues dado que la estrategia de red de informantes esta diseñada para operar con mayor despliegue en las zonas o regiones donde hay mas presencia de la guerrilla, los ciudadanos que han sido persuadidos (o forzados) a ser parte de esta red están expuestos al fuego cruzado entre el ejercito (incluidos sus escuadrones de paramilitares) y la guerrilla, cuando no a ajusticiamientos directos, como es el caso del repudiable asesinato de los Awa en Nariño.

Por eso es que ni siquiera frente a tragedias como esta el gobierno va a desmontar o reconsiderar esta estrategia criminal, pues ella le está generando réditos por partida doble. Gana si la información suministrada por los campesinos (en este caso indígenas) de esas regiones remotas le permite golpear a la guerrilla; y gana incluso si esos informantes son asesinados (suena horroroso pero es así), pues los usa como efecto mediático para desprestigiar a sus enemigos ante la comunidad internacional denunciando la sevicia y atrocidades que cometen contra, en ese caso si, ciudadanos inocentes.

Cabe recordar aquí que cuando las comunidades indígenas del Cauca recorrieron pacíficamente el centro del país hasta llegar a Bogotá para reclamar justicia social, además de los atropellos y acoso de la policía, el asesinato de algunos de ellos y de que no merecieron ni siquiera ser atendidos por funcionarios de quinto nivel, estos colombianos fueron estigmatizados, vilipendiados y señalados como subversivos. Seguramente como castigo por el horrendo crimen de haberse declarado neutrales en la guerra que vive el país.

Lo que sorprende es que las FARC hayan caído en esta trampa, pues el cruel y repudiable ajusticiamiento de los indígenas Awa no solo los golpea políticamente, dado el desprestigio que van a sentir a nivel nacional e internacional, sino que es una derrota en su estratégica propagandística contra el estado ya que se han quedado sin argumentos para reclamarle al gobierno los atropellos y política de exterminio contra los indígenas.

Las FARC que por más de 40 años han estado muy cerca de las comunidades más deprimidas del país deberían saber que por su mismo abandono, aislamiento y escaso nivel educativo, los habitantes de esas zonas son presas fáciles del engaño y amedrentamiento y que por eso mismo su participación como informantes del ejercito puede no ser fruto de su libre albedrío. Por eso es que cualquier explicación que den sobre las razones para el ajusticiamiento de los indígenas Awa no merece la más minima consideración.

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Armando Sanchez, armsan20@hotmail.com

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Fuente: Indymedia

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