
Servindi, 27 de agosto, 2020.- El movimiento indígena peruano sigue sufriendo pérdidas muy duras, de personas ejemplares, cuya actuación ha dejado huellas profundas en el alma de los pueblos y las comunidades.
Hoy jueves 27 de agosto se conoció por las redes sociales el fallecimiento del ex dirigente ashaninka Alcides Calderón Martínez, hijo del otro gran líder o pinkatsari Alejandro Calderón.
Alejandro Calderón fue asesinado por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) que lo acusó de haber delatado a Guillermo Lobatón en las guerrillas de 1965 impulsadas por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Alcides Calderón es vivamente recordado por haber organizado el Ovayerite o Ejército Asháninka para controlar el territorio ashaninka y darle paz y seguridad a las comunidades.
Don Alcides fue un dirigente ashaninka que presidió con sabiduría la federación indígena Apatyawaka Nampitsi Ashaninka Pichis (ANAP) y lucha por la titulación del territorio ancestral de las comunidades del valle del Pichis.
Se desempeñó como uno de los primeros alcaldes indígenas de Puerto Bermúdez y como vicepresidente de la Asociación Regional de los Pueblos Indígenas de la Selva Central (ARPI S.C.) afiliada a la nacional AIDESEP.
Son muchos los relatos y testimonios que deja Alcides Calderón como el que nos comparte Gil Inoach Shawit a continuación desde su cuenta de Facebook:
Por Gil Inoach Shawit:
"Una noche soñé que la luna llena cayó en el río Nehuachi, al estallar se partió en dos. Pero rápidamente las dos fracciones emergieron del agua y recuperando su forma natural la luna volvió a brillar. No me explicaba sobre aquel sueño hasta que se dio el levantamiento ashaninka para rescatar a mi padre Alejandro Calderón cuando fue secuestrado por el MRTA. Barrimos todo el Pichis, no encontramos a mi padre, pero nos deshicimos del terror que estuvo a punto de tomar control el territorio Ashaninka. Volvió la paz".
Eso fue lo que me contó alguna vez Alcides Calderón. A media noche recibí la noticia de tu partida. Descansa en Paz gran líder, estas dejando mucho dolor en personas que te conocimos y los que te escuchamos luchar por la libertad de tu pueblo. Mis condolencias al pueblo, a la gran nación ashaninka y a sus seres queridos.
Por Natalí Durand:
Maroni kuitayteri
Maroni sarintsi
Maroni timayetatsiri
Amanejetiri Tashorentshi
Hasta siempre querido amigo Alcides Calderón, hoy la luna se lleva tu espíritu, con el muchos otros sabios, hoy te encontrarás con tu padre por fin, hoy tal vez acabe tu búsqueda...
Algunas historias, esas historias de los subalternos son historias que suelen no importar, que son acalladas, historias que no quieren ser oídas porque solamente "cuatro personas lo conocen", yo oí hablar de Alejandro Calderón y de su hijo Alcides Calderón desde la primera vez que llegué a la selva central, oí hablar de ellos a yáneshas, nomatsiguengas, ashéninkas, asháninkas del Ene, del Tambo, del Palcazú, tal vez para algunos son historias menores, pero la historia del gran pinkatzari Alejandro Calderón quien fuera asesinado por el MRTA es una historia que recorre ríos, y va de boca en boca oralmente, tomando voz entre "los nadies", los que no nos gusta voltear a ver.
Tal vez la historia de Alcides esté demasiado ligada a la de su padre Alejandro, porque su vida cambió rotundamente desde aquella vez que dos motorizados llegaron a Puerto Bermúdez y lo secuestraron para juzgarlo por un crimen que según ellos cometió, entregar a Lobatón al ejército allá por el año 1965, lo llevaron a Chanchuya, lo juzgaron, lo encontraron culpable, lo "ajusticiaron", aunque para los asháninkas este fue secuestrado y aún se encuentra en un cerro custodiado por los mrtistas quienes lo necesitan vivo por el gran conocimiento que tiene.
Pero esta historia no estaría completa y no habría crecido tanto sin su hijo Alcides, quien organizó a todos los líderes asháninkas que se congregaron en Puerto Bermúdez para tener alguna respuesta sobre qué había pasado con su líder, y Alcides junto con otros líderes locales, formaron lo que denominaron el "Ejército asháninka", cómo me dijo él "teníamos mucha cólera y voluntad para rescatar a mi padre, entonces con nuestros conocimientos tradicionales y lo que aprendimos cuando estábamos en el ejército decidimos crear el ejército asháninka", un ejército que no tuvo un enfrentamiento real con el MRTA, pero que logró que ningún foráneo entrara a su territorio, un ejército que recorrió ríos en busca de Alejandro, hasta que se dieron cuenta que no lo iban a encontrar y cansados desistieron.
Pero Alcides nunca descansó, cada vez que oía una historia sobre un posible paradero de su padre, iba con algunos amigos o solo buscando a su padre, en incursiones que nunca terminaban con un final añorado; en esa búsqueda interminable su salud se deterioró mucho, perdió la movilidad de un brazo, una enfermedad crónica fue deteriorando su salud...
Sin embargo, Alcides siguiendo el ejemplo que le dejó su padre también fue un buen dirigente asháninka siendo presidente de ANAP y uno de los primeros alcaldes indígenas de Puerto Bermúdez, siempre con proyectos en la mente sobre cómo hacer crecer a su pueblo.
Yo busqué conocerlo desde el día uno, traté por todos los medios de verlo, las primeras veces nos cruzamos, o yo estaba en una comunidad o en Lima, o él estaba en alguna comunidad o en la Merced llevando algún tratamiento para poder mitigar el dolor de sus enfermedades, hasta que un día nos conocimos, nos vimos en La Merced, en una cafetería, fue como si nos conociéramos de toda la vida, hablamos largo hasta que el sol se ocultó, me contó de su padre, su infancia, del ejército asháninka, de los militares, de las torturas, del MRTA, conversaciones que no las grabé esa vez por respeto y por la confianza que depositó en mi.
Pero nuestra amistad no terminó ahí, creció con el tiempo, y los mensajes al celular, eran constantes y cada vez que iba a Puerto Bermúdez siempre nos veíamos y nos tomábamos un café para conversar sobre nuestras vidas, sobre algún paradero nuevo de su padre...
Hoy me llamó mi querida amiga Karen a darme la triste noticia que su tío falleció, definitivamente son noticias que afectan, son noticias que nos hacen querer vivir un poquito menos, Alcides con una enfermedad crónica y con el Covid 19, con mayor fuerza en Puerto Bermúdez y en las comunidades, no permitieron seguir con su tratamiento, hasta cuándo dejaremos a nuestros hermanos amazónicos en el olvido...
A veces las plantas y todos los piris-piris no son suficientes para poder atacar estos males modernos, a veces el poder de los sheripiaris no es suficiente...Hasta siempre amigo, estarás ahora con tantos otros líderes que se lleva esta enfermedad y espero que hoy termine tu búsqueda, y espero que muchxs otrxs asháninkas sigan tu ejemplo... quien sabe si hoy estará tu espíritu en cerro el Mono allá lejos con tu papá Alejandro Calderón... los que quedamos te recordaremos siempre...
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