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Nuevos escenarios urgentes para la incidencia política y la comunicación estratégica

La crisis desatada por la pandemia del COVID-19 plantea nuevos escenarios y urgentes desafíos para la incidencia política y la comunicación estratégica a favor de los pueblos indígenas.

Servindi, 14 de abril, 2020.- Si algo queda claro en el nuevo contexto que vivimos es que las organizaciones indígenas saben lo que hay que hacer. Su memoria sobre qué es lo que funciona en momentos de crisis que amenazan su existencia los está llevando a ejercer diversas estrategias, no excluyentes sino complementarias entre sí, como las siguientes:

a) Cerrar y controlar sus fronteras y, desde ahí tratar de consolidar su soberanía alimentaria de la mejor manera posible;

b) Exigir que las políticas de alivio social del gobierno lleguen a sus comunidades con la rapidez, cantidad,  calidad y el cuidado necesario.

c) Producir y distribuir material de comunicación para la salud en lenguas originarias con apoyo del gobierno y aliados de sociedad civil.

Ninguna de las estrategias mencionadas es nueva. Lo que es nuevo para los pueblos indígenas y su red de aliados es tener que hacerlo sin el abanico de tácticas de siempre: movilización social, reuniones con funcionarios de todo nivel, el envío de documentación regular para abrir procesos administrativos y legales.

De otro lado, hay que considerar que las organizaciones indígenas basaban su capacidad organizativa en mantener a sus bases informadas y cohesionadas a través de reuniones, asambleas y talleres presenciales, que por ahora son inviables y no recomendables.

No hay que olvidar, además, que el presupuesto necesario para estos eventos presenciales, se obtenían apalancando fondos de talleres para proyectos climáticos, sobre conservación o desarrollo productivo y si se modifican, tomará un tiempo que la emergencia quizá no perdone.

Por su parte, en medio de la pandemia, diferentes sectores también despliegan viejas y nuevas estrategias para aprovechar su capital político, social, económico y cultural y lograr que la redistribución de recursos públicos para la emergencia, se canalicen a garantizar su propia salud, mientras, salvaguardan sus intereses particulares en un escenario post cuarentena.

Políticas públicas sometidas a la agenda mediática

¿Qué grupos o sectores serán los más exitosos y cuál será el nivel de prioridad que alcance el movimiento indígena en esta inevitable competencia?

Para responder estar pregunta es clave entender que una característica del sistema político peruano, particularmente marcada en la gestión de Martín Vizcarra, es que los gobiernos de los últimos 30 años no cuentan con el respaldo de instituciones políticas capaces de mediar entre las demandas de diferentes grupos de interés y sus propias prioridades de política pública.

Sin estas instancias de mediación de intereses, lo que tenemos es un gobierno que se sostiene casi exclusivamente en sus niveles de popularidad, cómo único capital político.

En circunstancias menos apremiantes es común que los funcionarios de confianza y mandos intermedios en el sector público prioricen sus decisiones bajo el criterio de no afectar la imagen pública del Gobierno.

Considerado el posible daño a su imagen política, los tomadores de decisión suelen cambiar funcionarios que viven su día a día en una inestabilidad y que deben sortear con sus propias capacidades de gestionar los intereses de su sector.

Esto se agudiza cuando la agenda mediática está concentrada en vigilar y evaluar la actuación de los funcionarios durante la pandemia.

Diferentes grupos de interés se adaptan a este escenario y contratan firmas de comunicación estratégica y de relaciones públicas que ofertan su capacidad de colocar su tema en la “agenda mediática”; es decir, llegar allí dónde está en juego el único capital político que tiene el gobierno para gestionar esta situación sin precedentes.

En el ámbito urbano, la ciudadanía organizada ha aprendido a moverse en este escenario y despliegan estrategias para lograr que sus problemas lleguen a los medios masivos, con los que se relacionan como proveedores de “noticias”.

La relación es tan estrecha que muchos medios de comunicación tienen periodistas especializados en contactar dirigentes vecinales y buscar casos de este tipo con los que compiten por la audiencia en el horario de mayor rating: los noticieros matutinos.

Así, se configura una situación en la que:

(…) los medios de comunicación construyen las agendas públicas mediante la selección, jerarquización y repetición permanente de ciertos asuntos que generan interés en las audiencias (1). (…) Diversos estudios explican los efectos de los medios de comunicación en la sociedad, cuyas implicancias sustantivas en el ámbito de la política son la fijación de la agenda pública (agenda-setting) y la construcción de marcos de interpretación (framing) sobre la política, sus actores y reglas de juego (2).

Peculiaridades para el ámbito amazónico

En el ámbito amazónico diversos factores conspiran para dificultar la cobertura mediática. Un factor es la falta de logística para obtener imágenes de impacto que sean “televisables” así como obtener declaraciones oportunas de los afectados.

Además, no atender con urgencia los problemas de este sector de la ciudadanía tendría en la mentalidad común un bajo costo político para el gobierno. Para el pensamiento centralista arraigado en la capital, se trata de una población minoritaria y dispersa en términos electorales, que carece de influencia para presionar y colocar su agenda en los medios masivos.

Por estas razones, es más importante que nunca revertir esa tendencia excluyente y fortalecer a las organizaciones indígenas, creando escenarios de interlocución directa con los tomadores de decisiones clave, allí donde se definen muchas decisiones: los medios de masivos de difusión.

Impactar en dichos medios permitirá ser debidamente escuchados e incluidos en los comités de emergencia para implementar estrategias para la salud con enfoque intercultural, y contribuir en canalizar la ayuda a la población, a la velocidad que se requiere.

Urge poner al alcance de las organizaciones herramientas como el Storytelling o el arte de contar una historia audiovisual que conecte con los usuarios; repensar la comunicación para la incidencia que ahora se debe canalizar casi exclusivamente por redes sociales o medios masivos; la producción de nuevas narrativas digitales, la gestión de medios, etc.

También se requiere identificar a periodistas y líderes de opinión de medios masivos, para interesarlos en las razones y gravedad de la situación de las comunidades en la Amazonía y suministrarles datos, contactos, recursos gráficos y audiovisuales para que incorporen la agenda indígena en su labor comunicativa.

En este propósito será fundamental articular los esfuerzos de redes y medios de comunicación comunitaria y especializados en materia ambiental que operan en diversos lugares del país, para que, en alianza con periodistas y medios influyentes basados en Lima, organicen campañas temáticas con objetivos mediáticos y de incidencia política progresivos.

Las campañas deben generar empatía con otros sectores ciudadanos, aplicando estrategias de difusión multicanal, y estar articulados con aliados diversos dentro del Sistema de las Naciones Unidas, agencias de cooperación internacional, cooperantes y fundaciones privadas.

Solo se obtendrán resultados importantes si las organizaciones indígenas logran influir lo suficiente en la opinión pública con mensajes que permeen los sentidos comunes que prevalecen en los medios de comunicación “estamos juntos en esto” y “nadie debe quedar atrás”.

Sin duda nada de esto será fácil. Los medios masivos toman decisiones bajo de la presión de la competencia por las audiencias y tanto las agencias de relaciones públicas como las direcciones de comunicación e imagen institucional tienen profesionales con conocimiento de cuáles son las mejores estrategias para presentar su información cómo la más valiosa.

Pero es justamente por esta razón que se vuelve fundamental lograr que el movimiento indígena cuente con las mismas oportunidades de acceso.

Las redes sociales no son ajenas a esto. Las agencias de comunicación digital ofrecen servicios para poner a sus clientes en contacto con influencers, intervienen en casos de riesgo reputacional y ofrecen paquetes de diseño para captar la atención, que se combinan con grandes inversiones en publicidad.

Un riesgo agravado para los pueblos indígenas es que, sin espacios de participación habituales, la agenda público-mediática se concentre en los problemas de las clases medias formales e informales, quienes son el público principal de los anunciantes de los medios masivos debido a que consumen más publicidad y tienen más capacidad adquisitiva. Muchos medios de comunicación reservan una parrilla de contenidos pensada específicamente para este público, por ser el más atractivo para sus anunciantes.

Por estas razones, cualquier esfuerzo que hagamos en potenciar las capacidades de comunicación del movimiento indígena puede ayudar a salvar vidas. Nunca como ahora la comunicación se ha vuelto tan esencial. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos así lo ha entendido y dispuesto:

“55. Proporcionar información sobre la pandemia de forma en su idioma tradicional, estableciendo cuando sea posible facilitadores interculturales que les permita comprender de manera clara las medidas adoptadas por el Estado y los efectos de la pandemia.”  Resolución No. 01/20 Pandemia y Derechos Humanos en las Américas.

En un escenario de aislamiento e inmovilidad social el espacio público-mediático se ha vuelto un campo de disputa donde poderosos intereses buscan colocar su agenda y priorizarla en la toma de decisiones a favor de intereses privados.

Esta situación amenaza con aumentar la exclusión de quienes hoy más que nunca necesitan ser escuchados y fortalecidos. No basta con lograr una comunicación desde el estado hacia las comunidades. Una verdadera comunicación intercultural, es siempre un diálogo, no un monólogo, y se tiene que completar el circuito de ida y retorno.

Apostamos por el fortalecimiento de las organizaciones territoriales representativas y su capacidad para interpelar al Estado y dialogar con él, salvaguardando sus derechos y ante el escrutinio de toda la ciudadanía.

Notas:

 

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