
No hay que entrar en pánico, no sirve salir como locos a comprar máscaras o comida o víveres como si se fuera acabar el mundo. Pensemos, prevengamos, lavémonos las manos, si estornuda, cúbrase y lávese las manos frecuentemente. Actuemos responsablemente y protejamos a los más vulnerables.
Por Patricia J. García*
8 de marzo, 2020.- Todos hablan hoy del coronavirus, que después de ser bautizado como COVID-19, al parecer tendrá un nuevo nombre: el virus SARS-CoV-2. El problema es que se dicen muchas cosas, pero también hay muy mala información y esto crea un pánico innecesario.
Si bien el problema comenzó en China, ahora ya está Europa, EEUU e incluso hay casos en América Latina. Pero la mejor evidencia que tenemos de cómo se comporta el virus en lo que podríamos llamar “la población general” son los datos que se han recogido de lo que pasó en el Crucero “Diamond Princess”.
Se sabe que solo subió una persona que estaba infectada al barco, y se puso en cuarentena a todos los pasajeros siguiéndolos, haciéndole pruebas y registrando síntomas (y obviamente movilizando y dando tratamiento a quienes lo necesitaron).
De las 3711 personas a bordo del barco, 705 han dado positivas al virus (19%), lo que llama la atención, dado que se esperaba una tasa mayor de infección por lo resistente que es el virus y lo contagioso, pero esos son los números. ¡De estos 705, la mitad nunca tuvieron síntomas!, y de la otra mitad, casi el 75% fueron síntomas leves.
Pero hay más. Se produjeron 6 muertes, lo que significa una tasa de letalidad (medida de la capacidad de matar que tiene el virus) de 0.85%, muy inferior a la que se hablaba antes (de 2 -3 o 4%).
¿Y por qué la diferencia? Porque en los estimados anteriores no se tenía la información de las personas que hacían la infección y no tenían síntomas. Con los datos del Diamond Princess el denominador es más grande y exacto y permite un mejor calculo de la letalidad de la enfermedad.
Otro dato clave es que las 6 muertes ocurrieron en personas mayores de 70 años. Ni una sola persona menor de esa edad murió. Tambien se pudo calcular la tasa de mortalidad entre los mayores de 70 años, que fue del 1% y para los mayores de 80 años, casi 5%.
Todo esto sugiere que el COVID-19 es una infección relativamente benigna para la mayoría de los jóvenes
Todo esto sugiere que el COVID-19 es una infección relativamente benigna para la mayoría de los jóvenes (hay cero casos de niños menores de 10 años entre los miles de casos en China), pero puede ser terrible para los ancianos y para las personas con alguna enfermedad de fondo o problema de la inmunidad.
Así es que el enfoque con el COVID-19 debe ser cómo protegemos a los más vulnerables y como paramos la transmisión. Esto se puede lograr aislando los posibles casos (alejándolos especialmente de estos grupos vulnerables) y con medidas de higiene.
Hay que preocuparse por la transmisión en lugares donde hay ancianos y evitar que los ancianos estén en lugares con mucha gente (las iglesias por ejemplo podrían convertirse en un lugar de contagio). Recientemente se dio un brote en una residencia de ancianos en Seattle, en donde fallecieron varios de ellos.
También hay que evitar que se propague entre pacientes de establecimientos de salud u hospitales, por lo que hay que alejar a los posibles infectados (idealmente cuarentena en casa) y si los síntomas se agudizan asegurarles las medidas de bioseguridad y los nuevos tratamientos que están probando ser útiles (como la cloroquina).
La enfermedad existe, es real, puede matar, pero fundamentalmente a personas vulnerables, y tenemos que protegerlas. Ya se sabe como se propaga el virus, lavarse las manos con jabón es clave, aislarse si sospecha contacto o viene de una zona en la que hay casos, y sobre todo evitar exponer a personas mayores o con enfermedades de fondo.
No hay que entrar en pánico, no sirve salir como locos a comprar máscaras o comida o víveres como si se fuera acabar el mundo. Pensemos, prevengamos, lavémonos las manos, si estornuda, cúbrase y lávese las manos frecuentemente. Actuemos responsablemente y protejamos a los más vulnerables.
Fuente del gráfico: La Voz de Galicia
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* Patricia Jannet García Funegra es médico salubrista, docente e investigadora peruana. Fue Ministra de Salud del Perú desde el 28 de julio de 2016 hasta el 17 de septiembre de 2017.
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